Nuestra Señora de París

Esta titánica obra de Victor Hugo requiere paciencia. Desde el primer momento el autor despliega todas sus dotes narrativas y nos mete de lleno en el París del siglo XV. Nos lleva de la mano por sus calles y nos hace casi oler la miseria de sus personajes marginados. El autor deja ver su vocación ensayística y mediante largas descripciones y discursos que a veces ocupan capítulos completos logra transmitir la imagen de la urbe y es que si algo es ‘Nuestra Señora de París', además de una crítica a diferentes ámbitos sociales de la época, es una carta de amor a la ciudad de su vida y a la arquitectura neogótica.

La acción acontece muy poco a poco y a fuego lento y creo que es el punto más polarizante y que puede resultar más tedioso para el lector. Victor Hugo aparca en numerosas ocasiones el desarrollo de los personajes para lanzar dardos contra la justicia, la iglesia y la monarquía, además de desarrollar sus opiniones acerca de la destrucción humana de la arquitectura medieval y de la fácil manipulación de un pueblo sumido en la pobreza.

Dicho esto, en mi caso es un libro que me ha fascinado y absorbido en todos los sentidos. He encontrado sumamente interesantes estas partes más densas y me ha sorprendido mucho la historia real teniendo como base la adaptación de Disney. A partir de la mitad la narración coge más ritmo y todos los personajes brillan con gran esplendor hasta su apasionante y poético final.

Una oda conmovedora al poder de la compasión, a la bondad y a la fatalidad. Obra transcendental en el plano histórico de singular elegancia. Triste y bellísima a partes iguales.