Nuestra Señora de París

☆"𝑬𝒏 𝒆𝒍 𝒓𝒐𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒗𝒊𝒆𝒋𝒂 𝒓𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒄𝒂𝒕𝒆𝒅𝒓𝒂𝒍𝒆𝒔, 𝒋𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒓𝒓𝒖𝒈𝒂 𝒉𝒂𝒚 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒄𝒊𝒄𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛" Victor Hugo dedica un largo capítulo a la catedral de Notre Dame, una oportunidad que aprovechó en este libro, encargo de su editor Gosselin, para denunciar la degradación que sufría el arte gótico en París ante las innumerable reformas y demoliciones que se promovían en su época. Y si bien es un capítulo, al igual que el dedicado a París, que no aporta nada relevante a la historia, Victor Hugo hace en ellos un alegato a su ciudad y a su arquitectura, rebosante de sincera admiración.

☆ Pero Victor Hugo no se detiene ahí y crea una hermosa historia de romances, desdichas y marginalidad en el París del s.XV. Irónico y con una gran crítica social, nos muestra la vida de ese París mas sucio y sórdido, que lucha por subsistir y que, en la mayoría de los casos, deben valerse de la picaresca.
Nos describe de forma profusa, excesiva y, a pesar de esto, entretenida, cada una de las zonas de París, desde las cloacas hasta las ricas casas burguesas, desde la fría celda de los penitentes hasta la locura absolutista del rey.

☆ Y en este recorrido parisino surge la figura más controvertida y compleja de la novela, Claude Frollo. El personaje más cuidado de la obra; el único que evoluciona a lo largo de las páginas, el que se encierra ávido de conocimiento, con un hábito esclavo, prisionero. El único que declara con una pasión enfermiza su amor obsesivo por Esmeral. Lascivo en unos casos, romático y pueril en otros. Una explosión de luz inocente, encarnada en Esmeralda, frente a la más absoluta derrota del hombre, Claude Frollo.
"Nuestra Señora de París" es un gran libro, extenso y muy recomendable.