Un año en los bosques

Después de haber leído Refugio, de Terry Tempest Williams, pensé que en este libro encontraría reflexiones profundas acerca de lo que supone vivir en el campo huyendo de la civilización para una mujer adulta. Cuando voy con las expectativas muy altas me suelo caer en un lago muy hondo porque esperaba encontrar la voz poética de Terry Tempest en este libro. Claramente no fue así.

El libro es bonito, de veras que sí. Y me gusta que Sue Hubbell cuente cositas sobre la biología de muchas especies o sobre el comportamiento social de las abejas, o anécdotas sobre los distintos usos de las plantas que tiene cerca. Sólo que desde mi punto de vista lo interesante de la nature-writing es que lo divulgativo y técnico sobre la naturaleza abrace lo literario. Lo que me atrae de este género es que las observaciones del medio y de los seres vivos no se queden en lo puramente descriptivo sino que se aborden desde una visión un poquito poética.

También me ha faltado que la autora fuera más reflexiva en cuanto a qué le supone a ella vivir en medio del campo, en lugar de simplemente contar sus vivencias. Sólo hacia el final del libro hay ciertas reflexiones bastante potentes.

Para acabar, me molesta bastante que la autora hable de que arrancar una zanahoria de la tierra es un acto tan violento como dispararle a un ciervo. Pero esto supongo que ya es cosa mía. Y de veras que no me gusta escribir sobre libros que no me han fascinado pero jolines, la decepción es así.