Una novela breve, de ocho capítulos, en general, no muy largos, sin ningún punto y aparte. Los primeros me parecieron interesantes, luego fui perdiendo el interés, hasta terminarlo a trompicones. La seguidilla de oraciones seguidas unas tras otras, sin punto que las espaciase logra su cometido: mostrar la angustia existencial del personaje central, Hanta, pero no fue suficiente para esta lectora, aunque me gustaron muchas de las reflexiones del autor y la cita que hace de los clásicos.
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