En “Un asesinato brillante” nos encontramos con un libro dentro de otro libro, un misterio muy misterioso, una editora con muchas ganas (y necesidad) de saber y un escritor de superventas “especial”. Susan Ryeland es la editora del escritor Alan Conway, padre literario del detective Atticus Pünd, que es adorado por todos gracias a resolver crímenes por pueblecitos ingleses con toda su astucia. Su última novela llega a las manos de Susan y ella nos la presenta: Sangre de Urraca transcurre en los años 50 y en Saxby-on-avon, donde una caída accidental puede que no lo sea y los amables vecinos quizás tengan muchos secretos. Sin darte cuenta, estás inmerso en la novela de Conway, paseando por las calles del pueblo como si él contuviese el aliento a tu paso; entretiene tanto conocer a cada vecino que olvidarás que estás en un libro dentro de otro libro y que puede que no sea el único misterio a resolver… al final es la clásica novela en la que todos parecen sospechosos y tienen motivos para ello: un homenaje a los libros de misterio donde los detectives son los indiscutibles protagonistas. ¿Quién no conoce a Doyle y su Sherlock, a Christie y su Miss Marple, al padre Brown y Chesterton? ¿por qué nos gustarán tanto? Hasta aquí puedo contar, y os recomiendo que no sepáis mucho más de él para saborearlo poco a poco y sacar vuestras propias conclusiones (pss, no acerté en ninguna de mis teorías) |