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Cuando decidí darle una oportunidad a esta trilogía no pensé para nada que me acabaría gustando tanto este mundo. Un mundo habitado por seres feéricos de los que no sabes que esperar pagina tras página. En esta ocasión retomamos la historia cinco meses después del trepidante final del primer libro. Creo que la evolución de los personajes, principalmente de Cardan y Jude, es demasiado evidente por no decir excesiva. Bien es cierto que los hechos acaecidos en el primer libro inevitablemente les han hecho madurar, pero han pasado de enredos de institutos a gobernar un país. Si nos centramos en los personajes, como me suponía he acabado amando a Jude. La evolución en este libro es brutal, y se ha ganada un lugar en mi corazón. Adoro su valentía, inteligencia y disposición siempre por luchar por lo que cree. Por otra parte Cardan no hace otra cosa que aumentar el halo misterioso que envuelve a su vida. Sigo echando de menos saber más de él, creo que es un buen personaje pero la autora no lo explota todo lo que debería en mi opinión. Si algo adoro de esta historia es que todos los personajes son grises, no existen los malos y lo buenos. Nunca sabes con que te va a sorprender cada uno de ellos y eso te mantiene alerta durante toda lectura, que por cierto destaco lo ágil y fluida que es la pluma de la autora. Como punto negativo, mencionar que creo que falta un poco de explicación del mundo. Siento que nos falta información en cuanto a la organización de las cortes y el diferente poder e historia de cada una de ellas. Siento que estoy disfrutando muchísimo de estos libros, y ya estoy pensando cuando volver a este mundo con «La reina de nada» porque además si algo sabe hacer muy bien la autora es regalarnos finales de infarto. En definitivo unos libros tremendamente adictivos. |
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