Asesino real

Aviso: como es la continuación del primer libro de la saga, es probable que cierta información sea spoiler para aquel que todavía no lo leyó.

Estoy oficialmente enamorada de esta saga. Siempre guardo un poco de escepticismo cuando me aboco a leer esta clase de libros y pensé que en esta continuación iba a arruinarse (como suele pasar con muchas series) pero la catástrofe nunca sucedió. Y seguí leyendo, casi tragando, Asesino real como si no hubiera dudado de él, incluso cuando en algunos capítulos me desinteresaban algunas subtramas.

Esta parte de la saga es más compleja que la anterior, en donde se asistía más al crecimiento de Traspié que a la influencia que él puede llegar a ejercer en la corte. Él continúa siendo el asesino de Artimañas, pero ahora estará desbordado de tareas porque Veraz lo trata como a un hombre de confianza (y puedo asegurar que no se equivoca al hacerlo) y con las Velas Rojas atacando (y cada vez con más efectividad y agresividad) tendrá mucho por hacer. Así que esta parte presenta a un Traspié mejor plantado en Torre de Alce y eso complejiza la trama, ya que habrá capítulos y capítulos en donde el lector lo ve en acción. Ahora bien, así como Traspié tiene una vida guiada por la lealtad hacia Artimañas y Veraz (y Veraz incluye también a Kettricken, su esposa), también tiene una historia de amor y problemas con la Maña, un don que trata de no usar pero apenas lo consigue.

Hay mucho material relevante con el que se llenan las seiscientas páginas del libro pero algunos capítulos sobran. Creo que es lo único que no me gustó de Asesino real. Es una especie de intervalo entre la vuelta de Traspié al castillo y el inicio del conflicto principal que dará vuelta el tablero. Si bien sirven para que el lector observe la maduración de Traspié (aquí ya no es el adolescente tímido y reservado de Aprendiz de asesino sino un joven decidido), la concentración en su historia de amor no me pareció útil, salvo en el final.

En este libro todos los personajes que se presentaron en el anterior están potenciados, llevados al límite y demuestran lo que son capaces de hacer (tanto para proteger como para destruir), cosa que aplaudo. Veraz, Kettricken, Paciencia, el bufón… Todos cuentan con su momento para lucirse y revelan más de sí mismos. Es extremadamente difícil no tener personajes favoritos y personajes odiados en esta saga porque ellos son la causa principal por la que paso página tras página: sus propias palabras e ideas son las que los atan a promesas de lealtad. Estas, a veces, dilatan la resolución de las cosas y proponen caminos alternativos. Así que es muy interesante ver cómo los personajes con lazos fuertes hacia X persona actúan o dejan de actuar con tal de no romper el vínculo, sobre todo porque provocan tensiones… y posibles traiciones. Los nuevos, como el duque de Mazas, son un aporte y están bien aprovechados. Mención aparte merece Kettricken, que con su actitud ya tiene un lugar en mi lista de personajes femeninos preferidos.

Me encanta la trama de los forjados y de las Velas Rojas, además de que quedé muy intrigada con los Vetulus. Da la sensación de que queda mucho por conocer de los Seis Ducados. El último cuarto de Asesino real vuela por lo rápido que se lee, aunque algunos (no todos) giros los vi venir desde el principio porque son comunes en los libros que incluyen realeza de cualquier tipo. Me sorprendió el final, eso no lo puedo negar. La verdad es que las pocas quejas que tengo se empañan con lo espectacular que la pasé leyendo.

Espero con ansiedad el día en que pueda agarrar el tercer libro, que a simple vista intimida pero debe ser igual de ameno que este. Para mí, llegar al cierre de una saga es todo un acontecimiento y las aventuras/desventuras de Traspié acumulan una gran cantidad de motivos para que no abandone en el camino.