La asombrosa tienda de la señora Yeom

Vivimos en un mundo en el que cuesta ser cada vez más optimista. Solo hay que echar un vistazo a los medios de comunicación para asistir a una sucesión de desgracias. Leí hace poco que vende más una noticia mala que una buena. Es más rentable y se consume con avidez. Sin embargo, esto nos ofrece una imagen distorsionada de la realidad en la que el ser humano como tal brilla por su ausencia. Me niego a aceptarlo. Necesito creer en la humanidad. de ello trata esta novela.

Dokgo es un hombre que vive en la calle y no recuerda nada de su pasado. Un día encuentra el monedero de la señora Yeom, la dueña de una tienda veinticuatro horas, y decide devolvérselo, cuando lo fácil en su situación hubiese sido quedárselo sin más. Esa decisión cambiará su vida para siempre.

En esta novela circulan personajes que sufren distintas adversidades y que, en ocasiones, no encuentran una salida: parecen haber tocado fondo. Las aristas de la vida se encargar de generar la desconfianza y el rechazo. Los fracasos boicotean las ilusiones, la esperanza. Así nos volvemos islas. Nos alejamos unos de otros. Pero la bondad, por suerte, es poderosa.

Dokgo, la señora Yeom y el resto de personajes se ayudan a través de actos sencillos. A veces, apenas se necesitan unas palabras para conseguir lo que parecía imposible. A veces, simplemente estar es suficiente, como un consuelo discreto.

Además de la generosidad y de las segundas oportunidades, esta novela nos habla del perdón y de saber perdonarse a sí mismo, el trecho más espinoso de todos.

«La asombrosa tienda de la señora Yeom» es una lectura reconfortante, amable. Me ha recordado mucho a una obra de teatro, pues casi todo lo que sucede tiene como ubicación la tienda. Lo cual no es de extrañar ya que Kim Ho-yeon es escritor y dramaturgo. La tienda es un potente y luminoso escenario en el que concurren los clientes, sus historias, sus miserias y su grandeza. No dejéis de leer esta novela.
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