Que pedazo de historia. Te atrapa, no te suelta, te metes en sus calles, sus casas, la comisaría y no sales. Odias a Sebastian, con motivo, pero quieres que salga adelante... Hay un guiño, una esperanza, te aferras a ese cambio, pero no era verdad, vuelves a odiarlo. Y mientras, aparecen cadáveres y no hay pistas, o si? ¡Bergmanía! |