Nada que decir

Mi querida amiga:

Solo decirte que te quiero, perooo eso ya lo sabes. Y cierro el libro y escribo.

Esta historia refleja de manera profunda los desafíos emocionales y personales a los que se enfrenta Ella, una mujer sin nombre, pero que podría ser cualquiera de nosotras. 

Lo es. Emana toda esa verdad en la que es tan fácil reconocerse.

No reconocer las mil grietas que claman por estallar tras unos ojos que todo lo dicen y unos labios que todo lo esconden, ¿qué máscaras mostramos al mundo?



El planteamiento de la novela es impecable, la autora consigue suscitar el interés y crear una atmósfera de empatía a lo largo de toda la lectura porque vas buscándote o buscándola a Ella en sus palabras.

Claroscuros repletos de ironía y sarcasmo, narración directa a la herida, al deseo y a la obsesión, tan solo como tapadera de una inconformidad, de un autocastigo y un autoboicoteo tejidos con los hilos de una historia compleja con un trasfondo duro, muy duro y que transcurre en un ambiente de angustia y miedo que consigue traspasar las páginas del libro.

Una ficción que es verdadera. Ella, se siente una mentira, un fraude, un viaje y la rabia y la autodestrucción se mezcla con esa ternura intuible, consiguiendo un estilo personal, llevando el sonido del título a un lugar muy particular, a Ella misma.

Amas la jaula que te han generado sin pensar que tú tienes la llave para abrir la puerta y salir de ella. 

No reconocer(te) en una mirada, agotar(te) hasta traspasar el límite, perder(te) buscando amar, cayendo desde el precipicio para volver a reconocer(te).

Seguramente suponga un homenaje muy especial a todas aquellas mujeres que en algún momento de sus vidas no tuvieron Nada que decir por qué no sabían como hacerlo. Pero, amiga, quedan esperanzas, quedan ilusiones, y queda el pegamento“de la vida.