Cómo vender una casa encantada

Es la primera vez que voy a comenzar mi reseña con un: Comprad el libro ya si no lo habéis hecho todavía. ¿Raro, verdad? de normal siempre suelo decirlo al final, cuando ya he dicho todo lo que tenía que decir, pero es necesario que lo veáis bien.

Los que ya hemos leído a Grady alguna vez, sabemos lo que eso conlleva. Terror, momentos tensos, humor ácido y estrafalario, relaciones complicadas e intensas críticas sociales. En este caso, tenemos todo eso y le sumamos una buena cantidad de muñecos poseídos y bastante siniestros. ¿Cómo se dice que no a eso? ¿Y como se vende una casa que no quiere ser vendida?

Es lo que tenemos aquí. Una casa que no puede ni quiere ser vendida. El estilo del autor sigue siendo el mismo de siempre, ácido y se pausa a sí mismo para contarnos cada detalle. A muchos lectores les puede parecer un ritmo lento y a veces repetitivo, pero a mí me gusta, porque te sientes muy dentro de todo lo que hay, como si tú mismo vivieses dentro de esa casa.

Las relaciones me han parecido muy particulares. Algunos personajes me han parecido extraños, raros, incluso me han caído mal, pero ese es el encanto del tito Grady. Gente real, metida en problemas paranormales y de las que nadie sale impune. No puedo decir nada de su final, porque cada uno debe vivirlo a su manera. ¿Que creéis que pasará con la casa misteriosa?

Grady Hendrix es de esos autores a los que ya quiero leer siempre. Escriba lo que escriba, ya sé que me va a gustar. Y aún me faltan por leer un par de obras suyas, pero es una apuesta segura. ¡Ideal para octubre, la spooky season y una divertida ración de sustos y muñecos que os vigilarán allá a donde vayáis!