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Hay muchos muchos "viejos" que se suben a su barca y se lanzan al mar. Muchos "viejos", y hablo figuradamente, que se amarran a sus sueños porque ansían probar fortuna y que ésta les sonría. Y la fortuna, que a veces es traicionera, les concede sus deseos; pero de forma desvirtuada, de tal modo que el resultado o lo conseguido es más agrio que dulce, por lo que el esfuerzo de tal empresa se torna desproporcionado y extenuante hasta el punto de, puesto en una balanza, no merecer la pena. Si el lector no se queda solo en las "formas" de esta novela, es decir, en la narración de la aventura tal cual, coincidirá conmigo en que es uno de esos libros imprescindibles que van a la par de "El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad, por ejemplo. Libros que llevan un mensaje entre sus páginas, un mensaje que es universal y atemporal. Profundo, con reflexiones extrapolables a la actualidad, como esa necesidad del individuo que para alcanzar la felicidad, la supuesta felicidad, ha de perseguir sueños con ahínco, aunque éstos se vuelvan cuestas de pronunciada pendiente y costosas o imposibles de escalar. Así es ese pez (el sueño o el deseo del pescador), que le arrastra a momentos de sufrimiento, pelea y esfuerzo en su afán de conseguirlo. ¿Merece la pena? El final es el que debe ser, tan real, tan perfecto. Recomiendo este libro para quien tenga curiosidad o no lo haya leído que no dude en leerlo, pero sin prisa. Es para degustarlo y vivirlo. Es uno de esos que yo llamo "Fondos de Armario". Enlace: https://instagram.com/los.li.. |
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