“ɪʀé ᴀ ʟᴀ ᴏʀɪʟʟᴀ ᴅᴇʟ ᴀɢᴜᴀ, ᴀ ʀᴇᴄᴏɢᴇʀ ʟᴏs ᴏᴊᴏs ᴀᴢᴜʟᴇs ᴅᴇ ᴍɪs ᴘʀɪᴍᴀs ǫᴜᴇ sᴇ ʜᴀɴ ᴘᴇʀᴅɪᴅᴏ, ᴄᴏɴ sᴜs ᴀʙʀɪɢᴏs, sᴜs ғᴀʟᴅᴀs ᴅᴇ ɴɪñᴀs, sᴜ ᴏʟᴏʀ ᴀ ʜᴇʟᴇᴄʜᴏ ʏ sᴀɴɢʀᴇ”. Librazo. Me ha gustado todo. La historia, el ritmo, los personajes, la tensión narrativa, la maldad que destila, la belleza de las descripciones, afiladas como puñales en ocasiones, poesía pura en otras. No se parece a nada que haya leído antes, me ha removido, me ha espantado, me ha puesto nerviosa, me ha intrigado, me ha hecho maravillarme con el talento de la autora para transmitir tantas sensaciones, emociones, olores, sonidos, sabores. Me he imaginado allí mismo en casi cada escena, fascinada por los oscuros sentimientos que emanan de ese pequeño pueblo costero, larvados durante años en una comunidad anclada en el pasado. Me he visto muda ante el pastor en la iglesia, que habla de un dios que no existe, (no puede existir en un lugar así), bailando en una fiesta, arrebatada por el viento del mar en la oscuridad de una tempestad. He apretado los puños queriendo hacer daño a algún personaje, hacerlo desaparecer, gritarle a otras (¡despierta!, ¡qué haces!), he deseado consolar a Perceval, que no entiende nada, o que tal vez lo entiende todo mejor que nadie. Varias voces con identidades muy definidas nos narran cada una sus retazos (¿inconexos?) de una historia sórdida y desoladora que solo se vuelve redonda y completa en su mismo final, al que llegas con el corazón encogido. “ᴛᴏᴅᴏ ᴍᴇ ᴀᴛʀᴀᴇ ʏ ᴍᴇ ʀᴇᴛɪᴇɴᴇ ᴀǫᴜí. ᴄᴀʟᴄᴜʟᴏ ᴍɪ ᴍᴀʀɢᴇɴ ᴅᴇ ʟɪʙᴇʀᴛᴀᴅ, ᴄᴏᴍᴏ ʟᴀ ᴍᴜᴊᴇʀ ǫᴜᴇ ʜᴀ ʜᴇᴄʜᴏ ʟᴀ ᴄᴏsᴛᴜʀᴀ ᴅᴇᴍᴀsɪᴀᴅᴏ ᴀʟ ʙᴏʀᴅᴇ ʏ ᴠᴇ ᴄóᴍᴏ sᴇ ʟᴇ ᴅᴇsʜɪʟᴀᴄʜᴀ ʟᴀ ᴛᴇʟᴀ ᴇɴ ʟᴏs ʙᴏʀᴅᴇs”. Gracias @editorial_impedimenta por este regalo de novela. |