Siempre digo que no suelo leer novelas románticas, pero luego siempre me enganchan y los acabo enseguida. No son unas historias sesudas, ni hacen reflexionar en exceso, pero son muy entretenidas y divertidas, y en el fondo, eso también tiene mérito. Esta novela, en concreto, me ha gustado por la ambientación académica, que me ha recordado a mis años de doctoranda, aunque mi departamento no era ni la mitad de interesante que este. Solo ha habido una cosilla que me ha chirriado: |