Sin embargo, las antiguas leyendas, albergadas en los corazones, cosificadas por el aliento humano y transmitidas de boca en boca en múltiples ocasiones a lo largo de una serie de generacionesm quedan imbuidas de cierto realismo doméstico. El humo del hogar ha ido impregnándolas con su esencia generación tras generación. Por su larga transmisión entremezclada con los hechos reales de la casa, llegan a parecerse a estos últimos y tienen una forma tan peculiar de instalarse en el hogar que su influencia es a menudo mayor de lo que imaginamos.