Lejos del mundanal ruido

‘Lejos del mundanal ruido' de Thomas Hardy, la primera de sus novelas con la que alcanzó el éxito desde el punto de vista económico y de la crítica, es una novela victoriana ambientada en una zona rural conocida como Weatherbury, un pequeño pueblo inglés que es en realidad Puddletown, parte de lo que él llamó Wessex, una región del suroeste de Inglaterra que se correspondía con Dorset. Catalogado como una novela pastoral y publicado por entregas, este clásico nos cuenta, con las distintas estaciones, la agricultura y la ganadería como marco de fondo, la historia de Bathsheba Everdene. Heredera repentina de una granja, se nos muestra por un lado, como una joven independiente, decidida, a la que no le importa ensuciarse las manos para salir adelante, capaz de dirigir a sus propios trabajadores y de negociar en un mercado de hombres la venta de sus productos, pero sometida por otro lado, a una sociedad eminentemente masculina y dominada por su propia vanidad y sus sentimientos. Varias serán las propuestas de matrimonio que nuestra heroína va a recibir y veremos si se deja guiar por lo correcto socialmente o por sus sentimientos.

Como buena novela de Hardy que es, hay una buena dosis de drama, además de unas descripciones de la naturaleza preciosas. La crítica social, las referencias religiosas, la lenta modernización de las zonas rurales, los toques de humor, todos estos temas contribuyen a crear una novela redonda. Y qué decir de los personajes que acompañan a la protagonista: me he reído con los trabajadores de la granja; he disfrutado con Gabriel, un granjero venido a menos, buen amigo, recto y moral; Bolwood, un granjero adinerado que se deja llevar por sus obsesiones; Troy, un sargento canalla, simpático y sinvergüenza; y no puedo dejarme a Liddy, la criada cotilla e inocentona de Bathsheba. La propia Bathsheba es un gran personaje, de carne y hueso, que te gusta y disgusta a partes iguales, con sus decisiones acertadas y sus equivocaciones, con su fortaleza en el terreno laboral y su indecisión y vulnerabilidad en el afectivo.

Me ha encantado este clásico, se ha convertido en mi favorito de Hardy junto con ‘Tess la de los d'Urberville'. Lo recomiendo al 100%, es muy asequible y consigue captar la atención del lector desde la primera página.