Obras como la de la sociedad literaria me han gustado más, pero lo cierto es que esta, de poco más de 100 páginas, se lee en un suspiro y, aunque en mi opinión está sobrevalorada, es recomendable para lectores curiosos apasionados de los libros sencillos que cuentan con correspondencia real. El final, debo decir, me ha emocionado y eso ha hecho que esta obra ganara muchos puntos, ya que, con poco, es inevitable encariñarte de los personajes que, durante 30 años se envían cartas, al principio con la profesionalidad entre librero (Londres) y clienta (Nueva York) y, al final, con una confianza entrañable.
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