84, Charing Cross Road

Lo que hace que este libro sea absolutamente genial, es que está conformado, únicamente,  por las cartas entre una mujer norteamericana deseosa de conseguir libros y un librero inglés deseoso de venderselos. No hay nada mas. No hay drama, no hay ficción, no se romantiza ni exagera nada. Solo son las cartas reales, de gente real cuyo único lazo es, la literatura. Una quiere leer, el otro quiere venderle los libros. Y cómo diablos puede uno fascinarse leyendo a gente pidiendo libros??? Pues porque la autora de estas misivas tiene tanta personalidad, tanta picardía, tanta facilidad con la palabra que alcanza solo con sus cartas para componer un relato sumamente ameno y atrapante que no podrán dejar de leer. Pero, por sobre todas las cosas, aunque no lo crean, es infinitamente conmovedor. Leyéndolo entenderán que la distancia no es NADA. Que el espacio no existe, que los kilometros, los océanos, las montañas, los países de por medio son ficticios. Que como dijo una vez el Gabo " La distancia no es un problema. El problema somos los humanos, que no sabemos amar sin tocar, sin ver o sin escuchar. Y el amor se siente con el corazón no con el cuerpo."
En este pequeño librito comprenderán que se puede querer a alguien aunque no lo vean jamas, que se puede estar rodeado de gente que nunca los conocerán verdaderamente, pero que pueden tener amigos a miles de kilometros que sabrán consolarlos, hacerlos felíces, enojarlos, hacerlos reir o llorar, llegarles al corazón, echar raíces y quedarse allí toda una vida.
Los humanos debemos recordar que se siente con el alma. Y el alma no entiende de distancias.
 
P.d: Leí " 84, Charing Cross Road" con JoseLuisGryffindor que vive en Hermosillo, Mexico. Hermosillo está a miles de kilometros de Pergamino. A Jose no lo vi nunca y es probable que nunca lo haga. Sin embargo leo con él y somos amigos desde hace 4 años. Y lo seguiremos siendo toda la vida💕.

“84 Charing cross road” es de esas novelas que tienen su origen en algo muy simple, como un intercambio de cartas entre dos personas desconocidas. Pero esos textos en conjunto generan un relato lleno de afecto y solidaridad.

En tiempos de Posguerra (1949) una joven escritora, Helene Hanff, desde Nueva York se contacta con los integrantes de la librería Mark & Co. ubicada en Londres para que le envíen libros usados difíciles de encontrar y a precio económico. Mediante el uso de cartas se iniciará una relación netamente comercial la cual irá evolucionando a algo más cercano generando inesperados lazos afectivos.

A pesar de su sencilla temática, esta novela epistolar que tiene elementos importantes a destacar. Primero se habla mucho de libros y eso a mí me encanta. Además, habla de las relaciones personales, del cariño y comprensión que nace leyendo cada carta enviada y como imaginas a la persona que te escribe. Entre línea y línea conocí a cada uno de los participantes descubriendo empatía y gratitud que demuestran por el otro a pesar de la distancia que los separa y la realidad viven en cada país.

Un libro bello, que se lee rápidamente, y que al finalizar te deja una gran carga emocional.

Pd. Gracias Marenpergamino por la recomendación. Nuevamente todo un acierto👍

Es la historia de Helene Hanff, que viviendo en Nueva York, mantiene comunicación a través de cartas con Frank Doel vendedor de una librería situada en el 84 Charing Cross Road de Londres, Inglaterra; ella solicita libros especiales o antiguos, que no son fáciles de encontrar, de esta manera, nace una relación de amistad que crecerá con el paso de los años.

Es un libro muy sentido, muy humano, tomas cariño a los personajes, a la amistad que va naciendo entre ella y los empleados de la librería, así como con sus familias, a pesar de no conocerse, son cartas normales y sin embargo te enganchan, te atrapan de manera que quieres saber más de lo que pasa en sus vidas.

Un libro corto pero muy bonito!

Tenía este libro pendiente desde hace años, y me arrepiento de no haberlo leído antes, ya que me ha gustado mucho, es una historia verdaderamente deliciosa.
El libro consta de las cartas que la autora, Helene Hanff, envió y recibió durante veinte años (1949-1969) del personal de una librería anticuaria, Marcs and CO. Con esta correspondencia, lo que pretendía era que le enviaran varios libros antiguos. La autora no pudo recibir una educación formal y se convirtió en una autodidacta. En la obra nos muestra su amor por los libros, sobre todo por los clásicos ingleses.
Me ha gustado el contenido y el tono de las cartas, cómo la escritora pasa de escribir misivas formales a otras en las que se nota su humor y la confianza que se va formando entre ella y sus interlocutores.
Sus destinatarios son de Londres, mientras que ella es de Nueva York, pero esto no impide que le envíen los libros que ella les pide, y ella, a su vez, les manda regalos, sobre todo comestibles, ya que al acabar la segunda Guerra Mundial en Inglaterra había racionamiento.
Para acabar, diré que la propia escritora se sorprendió cuando un editor le dijo que publicaría las cartas en formato libro, ya que ella no tuvo mucho éxito con las obras de teatro que escribió.
Se hicieron adaptaciones de esta obra al cine y al teatro.
Lo recomiendo. Además, es muy corto y ameno.

Alguien frena, siento una punzada en el corazón, he llegado a la parada final, mi destino, todos bajan y yo lloro quedamente porque he llegado al momento cumbre del libro, guardo las lágrimas para un lugar menos público y asimilo la respuesta de una carta que llegó muy tarde.

Así empieza mi mañana, por demás agitada, y no es hasta que me vuelvo a sentar en el transporte público que me pongo a escribir esto.

El género epistolar no es mi género, hay muchos espacios de tiempo que en otras historias sentía que me sobraba, pero en este libro, no me sobra nada, no me falta nada tampoco, hay todo lo que puedo pedir de un libro, buenos personajes, humanos y reales, una historia creíble, y una prosa decente, nada fuera de lo común entre los libros que leo, entonces, ¿porque me gusta tanto? Porque conmueve, porque saca sonrisas, porque te calienta el alma, te hace pensar que hay gente buena en el mundo aún cuando las noticias se empeñan en decirnos que no.

Solo me queda decir que Helene Haniff y sus libros con bordes dorados o tapa dura con grabados se van a quedar en mi mente dando vueltas, Frank Doel y el sincero agradecimiento por los huevos en polvo y las latas de lengua en conserva, un erudito de pies a cabeza preocupado por vanalidades como la supervivencia, también va a estar ahí.

En definitiva un buen libro, para una tarde con lluvia. No se descarta la relectura.

"84, Charing Cross Road" es la dirección donde está ubicada la tienda de libros de segunda mano, Marks & Co.
Helene Hanff es una escritora americana de guiones para televisión, obras de teatro, ... pero sin mucho éxito. Se pone en contacto con la librería londinense para pedir unos libros. al final se convirtieron en 20 años de correspondencia entre la escritora y parte del personal que trabaja en la librería. Unas veces cartas para solicitar los libros que quería y otras, cartas personales y de gratitud ya que Helene Hanff les envío en varias ocasiones productos que en la capital londinense escaseaban en los primeros años de la postguerra.

Es un libro corto y mucho más que un libro de intercambio de cartas porque a través de ellas conocemos una parte de las costumbres de esa época, dos culturas y lo más importante, una historia de amistad entre personas que no se conocen personalmente.

Recomiendo esta pequeña joya, un libro sobre el amor por los libros. Se lee de un tirón...una tarde de lluvia, sofá y manta.

84, Charing Cross Road es la dirección de una librería de segunda mano de Londres. Librería que descubre Helene Hanff, norteamericana, tras ver un anuncio en un periódico, y no tarda en escribirles para saber si le podrían encontrar algún libro en buenas condiciones y con una edición cuidada.
Y así es como comienza una correspondencia que durará veinte años, donde una insaciable escritora de guiones e historias busca desesperadamente libros, en mi opinión aburridísimos, sobre muy diversos temas. Pero es que claro, ella no lee ficción, tan solo se ha dignado a leer Orgullo y Prejuicio, que le gustó, pero no incide más en el tema.
Sus cartas siempre están llenas de humor y un poco de soberbia, aunque no se si esa es la palabra apropiada. Mientras que las cartas que le dirigen desde la librería son siempre muy correctas. Durante todos estos años se crea una gran amistad entre la escritora y los libreros, especialmente con el señor Dole y su familia.
Me ha gustado conocer como se vivía en los años tras la II Guerra Mundial en ambos países. Estados Unidos era un país poderoso y apenas se notaba en el día a día que les faltasen cosas básicas a sus ciudadanos, en cambio en Gran Bretaña tenían cartillas de racionamiento y les costaba encontrar huevos o medias de nailon.
Tengo que aclarar que esta correspondencia es real y que todo lo que aparece en el libro también.
Algo que no me gustó, es que indicando desde el principio que le encantaría visitar Londres y teniendo amigos allí, que la acogerían encantados, visitó Londres demasiado tarde...

Es la segunda vez que leo esta compilación de cartas, impelido por la recomendación de amigos y por el grupo que un forajido timorato (vuestro s.s.) formó en el seno de mi club de lectura favorito. Es su lectura una mínima labor, que es muy breve y entreverado de curiosas aseveraciones, hilarantes salidas de tono y detalles cariñosos en este intercambio de una escritora y su "dealer", a través del Atlántico, en el que vemos los estantes hechos con cajas de naranjas rebosando de bellos libros escogidos con mimo de profesional, la penuria del racionamiento de posguerra colmándose con los regalos de una judía pobre y gruñona, y cómo la Marks & Co. en pleno va gradualmente respondiendo y desvelándose ante nosotros.

No es una ficción: es una historia con muchos flecos la que se recoge en estas cartas, carentes de una elaboración posterior o intencionada a algo que no fuese el intercambio del momento. El estilo es epistolar, funcional, aunque ya nos gustaría a los presentes mostrar ese dominio sin esfuerzo; alguna de las corresponsales se disculpa por su impericia en la escritura (aunque no, no podemos reprochar su expresividad). Muchas de las historias, de las vidas que aparecen reflejadas se desvanecen, se pierden de vista como los pueblos tras las ventanas de un tren. ¿Es melancólico echar la vista atrás y sentir la pérdida? ¿Podemos soportarlo y, más crucial, no es acaso uno de los más bellos temas del arte narrativo?

No me hagáis caso, no os asustéis: cosas mías. Dejaos llevar, entre risas y sonrisas, por la afiladísima ironía de HH, sostenida por el sentido de la crítica y la justicia (poética), de qué es lo que vale, cuáles son "esas pequeñas cosas" que colman de serena dicha esta vidiña nuestra.

Yo sé que este libro es amado por todos, considerado una joya, y está rumbo a convertirse en una novela de culto…pero, como dicen en mi pueblo, para variar y no perder la costumbre, no sé que me ha pasado que sencillamente, no he logrado conectar con la novela. Por años - y enfatizo, literalmente por años- había escuchado que este libro era extraordinario, conmovedor, un homenaje a las amistades platónicas y el amor a los libros. Y bueno, he llegado al punto de cuestionarme si es que leí otro libro, porque no encontré ninguno de los elementos que tanto se le reconocen a la novela. “84 Charing Cross Road” trata sobre la señorita Hanff, una mujer estadounidense y el señor Doel, un hombre inglés, quienes intercambian correspondencia por más de veinte años en relación con la compra y venta de libros -ella es coleccionista de ediciones raras y él maneja una librería en Londres.

Y pues ya, eso es todo el libro.

Ahora bien, el tema con la novela es que, en mi perspectiva, carece de profundidad. La narración es lineal y no percibo entusiasmo en lo que se cuenta ni cómo se cuenta y todos los personajes me parecen grises.

Asimismo, todas las reseñas y críticas que había leído señalan que la historia celebra la amistad platónica y el amor a los libros. Y yo lo que encontré fue:

1. Un intercambio tremendamente impersonal de misivas -ninguno de los protagonistas comparte nada de sus vidas, y todo es un listado de precios, nombres de ediciones y listo.

2. La conversación sobre los libros, para ser entre una escritora y un librero, es bastante sombría. Todo se limita a una transacción y en ningún momento alguno reflexiona sobre el impacto que cierto libro haya tenido entre ellos. Entonces no me queda claro por qué se dice que esta novela es una celebración de la lectura cuando no hay alguna discusión o reflexión sobre los textos que han leído.

3. Se incluyen cartas de la señorita Hanff con otros de los empleados de la librería que hablan de las cosas más triviales y sosas que he leído. Es decir, la historia no es sólo sobre Hanff y el señor Doel sino de otras personas que se quejan nuevamente de los precios o de que no vaya a visitarlos.

Un último detalle: la novela insinúa las dificultades de la vida en Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial, lo cual puede explicar un poco el tono sombrío de la novela. Sin embargo, también noté que la protagonista parecía ser la salvadora de todos ya que desde Estados Unidos les enviaba dinero y víveres a los empleados de la librería. Y no está mal, pero hay algo que me incomodó sobre ello. de esta forma pasan dos décadas en la que las personas en Inglaterra le ruegan a la mujer que vaya a visitarlos, lo cual nunca sucede, y este es el fin de “dicha amistad”. Años después se entera de la muerte de la persona que consideraba “su gran amigo” . Fatal.

Otro libro que no funcionó para mí.

Un libro epistolar que me ha resultado muy tierno. No es que pase nada especial, más que la vida de Helene y los trabajadores de una librería en Inglaterra. A través de la correspondencia que mantienen, en principio para comprar libros de segunda mano, se va forjando una amistad que se prolongará durante décadas.
Me ha hecho recordar mi adolescencia en la que me carteaba con un montón de gente.