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Ahora entiendo el éxito que tuvo este libro y por qué no fue bien visto en Corea del Sur, lugar de nacimiento de Han Kang. Podríamos decir que la autora arrancó las costras de una sociedad de silencio, de sutiles modales pero de convulsos y terroríficos temblores internos. La vegetariana es más que la historia de una mujer que decide que no va a comer carne nunca más. La vegetariana es un pulso contra lo establecido. Es de estas lecturas que cuando estoy inmersa en ellas más me doy cuenta de lo que me gusta su intensidad, su fiereza, su brutalidad. Hasta qué punto va a ser ninguneada la decisión de Yeonghye que la historia se nos presenta bajo tres puntos de vista que no son el suyo, concretamente el de su marido, el de su hermana y el del marido de su hermana. Solo escucharemos su voz cuando nos habla de las pesadillas que la atormentan. En mi caso, al no ser vegetariana no puedo saber qué se siente cuando tu entorno cuestiona una decisión que no deja de ser un modo de entender la vida, la naturaleza y el impacto que causamos sobre ella. En el caso de Yeonghye, terminará por convertirse en una víctima de sí misma y de las personas que supuestamente más la quieren. Uno de los aspectos fundamentales de la novela son precisamente los cambios psíquicos que experimentará la protagonista tras esos sueños en los que la sangre y la violencia darán paso a la fantasía de lo vegetal. Como si en una moneda lanzada al aire una de las caras fuera la bestialidad, lo físico y la otra fuera el sosiego, la transformación de lo humano en lo arbóreo. La carne se arranca, pero las raíces permanecen. Se va a convertir en una de esas lecturas en las que no me temblará el pulso a la hora de recomendarla. Eso sí, si estás dispuesto a adentrarte en la oscuridad de un cuerpo y una mente afectados por una decisión tomada desde la valentía de escoger cómo uno quiere vivir o, incluso, cómo uno desea desaparecer. . Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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