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Lo cierto es que no tenía las expectativas muy altas con respecto a esta novela, y me ha sorprendido muy gratamente. Es adictiva, un thriller psicológico con poco diálogo, donde la voz de Juliette, obsesionada con Nate, su ex, engancha desde la primera página hasta el final, aunque en ocasiones se alarga un poco más de la cuenta ralentizando la lectura. La narrativa en primera persona es el centro de todo, es fluida y amena. La acompañamos en cada vuelo (se hace azafata de vuelo solo por Nate, que es piloto), viajaremos con ella a cada destino (Delhi, Bangkok, Las Vegas, Tokio...), reviviremos el suceso traumático de la muerte de su hermano Will, pero, sobre todo, leeremos con inquietud hasta el final para saber de qué trata ese “Plan” que tiene para re-conquistar a Nate, con un giro relacionado con el pasado que yo, al menos, no vi venir. Juliette no está bien de la cabeza, su obsesión, no solo por Nate, también por la ‘perfecta' Bella, su excuñada, la lleva a entrar en el piso de su ex cuando este no está, controla cada paso que da, hasta descarga una aplicación espía, entre otras muchas cosas, y, aun así, cae bien. En ningún momento se me ha hecho pesada o he tenido sentimientos de repulsa hacia ella, sino todo lo contrario; conseguir eso en un personaje así, en una loca, por decirlo de alguna manera, no es fácil. El final no es sorprendente, pero sí correcto. Recomendable, una trama interesante e intensa con una protagonista de 10 muy bien perfilada. |
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