Canción

La publicación de un nuevo libro de Halfon para mí significa correr a mi librería de cabecera. Necesito leerlo cuanto antes, volver a entrar en su universo y ver qué parte nos quiere contar está vez.

Yo lo abro y asumo su juego. Sé que Halfon es un trilero, que va a dirigir mi atención hacia un punto concreto mientras hace su truco. Y por más que sepa que me está engañando no dejo de disfrutar de la partida ni un minuto. Mejor dicho, es el hecho de saber que está haciendo su magia lo que provoca más adicción y disfrute en sus novelas.

En este caso, es la excusa de la invitación a un congreso en Japón la que sirve para conocer una etapa de la Historia de Guatemala de la que apenas nos había hablado nunca, las décadas de los sesenta y setenta y la guerra civil del país. En la época que nos cuenta, su abuelo Eduardo Halfon, con el que comparte nombre (vaya peso no elegido, una herencia forzada) es secuestrado y, tras el pago de un rescate, liberado.

Con el fondo del congreso, el secuestro y un extraño encuentro en un bar, Halfon aprovecha para ensalzar el valor de la literatura como vehículo para vivir diferentes vidas, ponernos disfraces que sin la escritura y la lectura nunca podríamos llevar.

Por supuesto, al terminarlo me supo a poco, querría seguir leyéndole durante muchas páginas más. Y por eso, cuando publique su próximo libro volveré a correr a la librería, necesitaré probar el nuevo disfraz lo más pronto posible.