Cuéntame una noctalia

Antes de decir nada de Cuéntame un noctalia quiero que sepan que admiro mucho a todos aquellos que desnudan su alma, su mente y su pluma para escribir, comparten lo que son y lo que los habita; así mismo tengo una gran envidia de su capacidad para escribir y ya quisiera ser yo capaz de hilvanar una historia.
Dicho esto, les comento que se nota bastante que esta novela corta es un trabajo primerizo, bien escrito, con un buen perfil de la historia y de los personajes, pero no profundiza mucho, el conflicto queda apenas esbozado como la linda promesa de una historia de amor, bonita, pero inmadura. La historia está escrita con una prosa lírica muy dulce, tanto que roza lo cursi y casi infantil, parece un cuento de hadas.
Mónica Gutiérrez se repite bastante, como muletillas molestas, nos encontramos con descripciones repetitivas, parece temer que los lectores pueden olvidarse de que Emil, que siempre es Emil Cordeneu, el farmacéutico, es un cotilla, o que el abuelo es imperturbable, o que se pasa la vida leyendo Homero, o que Teresa es dulce o que Nicolai tiene el pelo como el trigo o… que Mic-Napoca no sale en los mapas- pobre tonto lector 😉.
A mi encantan las novelas románticas, no me molesta un poco de almíbar en letras, solo no resisto el amor instantáneo (tampoco resisto el café instantáneo), pero en Cuéntame un noctalia es peor que el amor instantáneo, los protagonistas ni siquiera se “enamoran”, ya nacieron enamorados, cuando se encuentran por primera vez ya están enamorado y no puedes vivir el proceso, en apena unas semanas pasa todo, sin muchos conflictos, ni pretensiones psicológicas o filosóficas.
Creo que su mayor carencia es la falta de profundidad en situaciones y personajes, todas las subtramas quedan en un limbo entre las páginas, con muchas promesa in cumplir.
En mi humilde opinión neófita del asunto, me parece que la novela no le pega un narrador en primera persona, se pierde mucho, algunos pasajes quedan forzado, y otro suenan pedantes, cuando el narrador/protagonista habla de sí misma, no desde la distancia de un espejo, sino desde su interior. La primera persona limita mucho el universo de la historia, siempre vemos la situación desde el punto de vista segado del narrador, mientras que un narrador omnipresente nos permitiría enriquecer el relato con una mirada más global del asunto. de todas formas, premio el esfuerzo por contarnos esta linda historia y que la idea es bastante original.