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En su sueño recurrente caminaba por entre dos largas estanterías repletas de libros en una biblioteca oscura, cuando oía una voz, una voz inquietante, que la llamaba. Empezaba a caminar más rápido y después a correr, pero las estanterías parecían inacabables y se sentía aprisionada. Entonces veía una puerta más adelante. Una mujer emergía de entre las sombras y la hacía detenerse. Se parecía un poco a la del fondo del autocar, pero más mayor y mas alta y con ojos más amenazantes. Elizabeth intentaba dar media vuelta, pero se daba cuenta que se había quedado paralizada. La mujer hablaba en voz baja, pronunciaba el nombre de la niña y extendía un brazo hacia ella...
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