Inmenso. Soberbio. Me quedo sin palabras para calificar esta maravilla de novela gráfica que, sin duda, debería estar a la altura de Maus, de Art Spiegelman, o Persépolis, de Marjane Satrapi. Narrado mediante mezcla de viñetas (Guibert y Lemercier), fotografías reales del viaje de Lefevre y unos textos deliciosos a cargo de Guibert, el libro construye una sinfonía perfecta capaz de hacerte sufrir, llorar, reír y estremecerte a lo largo de sus casi 270 páginas. Un libro capaz de conseguir algo que creía imposible: que te enamores de las tierras afganas y de sus gentes (de algunas de sus gentes) como lo hacen los expedicionarios de la misión de Médicos sin Fronteras que protagonizan la historia, a pesar de las vicisitudes que sufren y de los peligros que los acechan a cada instante. Unos auténticos valientes. Unos héroes que, a pesar de todo lo que aportan, son capaces de concluir que "es difícil precisar todo lo que nos han dado los afganos. Creo que, gracias a ellos, somos un poco menos gilipollas". Insisto: IMPRESCINDIBLE. Y la edición integral de Astiberri es una maravilla para leer y releer. |