Scalped. Libro 2

Tras la muerte de Gina Caballo Terco al final del primer tomo, nos encontramos con un Dashiell que trata de aparentar que no le importa que hayan asesinado a su madre, aunque la vuelta a su hogar le traerá muchos recuerdos y, finalmente, la pena. Este hecho, junto al asesinato a manos de Diesel, otro agente del FBI encubierto y corrupto, de un chaval que confió en él para encontrar al asesino de su madre conducirán irremisiblemente a Dashiell hacia las drogas.

Por su parte, Cuervo Rojo, el jefe de la reserva, es quien peor lleva la muerte de Gina, que fue su amor de juventud. A él le quedan sus cenizas hasta que puedan ser enterradas un año después, y según la tradición la persona que las vele debe alejarse de las malas acciones durante ese tiempo. Pero esa no es una opción para Cuervo Rojo, cuyos negocios en el casino peligran por culpa de Phuong Yii Brass, un matón de la organización Hmong a cuyo paso no vuelve a crecer la hierba.

En este tomo también cobra importancia el personaje de Dino Oso Pobre, un chaval que está metido en líos de drogas con el fin de poder huir de la reserva junto a su bebé. Pero por supuesto la cosa no podía ir bien, y el camino de Dino se cruza con el de Brass, un tipo pasado de rosca que en el pasado ayudó a Cuervo Rojo a montar el Casino. Su suerte está echada, y no parece que vaya a ser buena.

Al igual que me sucedió con el primero, este segundo tomo deja abiertas muchas historias que apetece saber cómo terminarán, aunque se muevan hacia ese camino a la perdición en el que se encuentran sumidos casi todos los habitantes de la reserva de Prairie Rose. Cabe destacar el dibujo y el uso del color de Guera, que me recuerda mucho a Phillips en sus colaboraciones con Brubaker. ¡Un gustazo seguir moviéndome por los bajos fondos!