Ailoveny Güats

Cristina Morales, en el prólogo a esta novela, sostiene que la literatura debe ser tan temible que nadie quiera casarse con ella. Con esto en mente, leer Ailoveny Güats es un atentado contra el neoliberalismo y el estado del bienestar. No pongáis resistencia, adentrarse en sus páginas es sumirse en un sueño profundo y agradable del que no despertaréis ni querréis despertar. Después de Ailoveny Güats nada acabará con vosotras ni con vuestro deseo. Porque las palabras de Ailoveny, y las nuestras, les quitarán las ganas a nuestros detractores y a nuestras detractoras de responder.

Ariadna, que así se llamaba antes de convertirse en Ailoveny, se declara en huelga contra los beneficios productivos que se deducen de su existencia en el momento en el que su crecimiento es inminente, cuando los huesos de su cadera ensanchan y sus pechos aumentan. Considera prudente dejar de comer, y comienza así una lucha interminable contra su condición de objeto de deseo y sacrificio. Deja de comer para que su cuerpo le pertenezca solo a ella, pero las quimeras neoliberales y patriarcales son más fuertes que la convicción primero de una niña y después de una mujer.

Ailoveny desentierra el mito de la p.uta gratis, aquella que cae del lado del horror o del humor porque la ferocidad del deseo es aniquilada por las estructuras mercantiles orientadas al progreso. El deseo es una patología femenina; las mujeres que desean son histéricas que deben ser tratadas. En su libro, Ailoveny Güats explora el deseo femenino y su acepción o rechazo violento en la sociedad. Si buscáis una lectura fácil, este libro no es para vosotras. Si buscáis un libro que os haga replantearos el debate regulacionistas/abolicionistas, ni lo dudéis.