Un final de trilogía muy digno. Te deja con una sensación agridulce propia de este autor, pero el viaje ha sido tan interesante que no se le puede reprochar nada. Se mantiene fiel al tono realista y sucio con el que comenzó en Los magos. Se nota muchísimo la evolución de los personajes, especialmente la del protagonista. Conocer mejor a Eliot y a Janet ha sido un lujazo y se les coge un cariño inmenso. He disfrutado tanto el viaje que lamento mucho no poder volver a Fillory, ni a Brakesville. Realmente, me extraña que esta trilogía haya pasado un poco de moda ya, aunque tengo muchas ganas de ver la serie de tv. |