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Crítica de Bri


Bri
31 July 2022
La novela comienza con las hermanas Meg y Sylvie Townsend haciéndose cargo de su padre enfermo. Tras la guerra de Secesión americana y permanecer en la prisión de Andersonville, Stephen Townsend está bastante perturbado mentalmente, sufre paranoias, alucinaciones e insomnio. Las jóvenes hermanas hacen lo que pueden por sacar adelante el negocio familiar, una librería, y por atender a su padre, que no solo no es de ninguna ayuda, si no que les da mil y un quebraderos de cabeza con sus delirios y sus pensamientos sobre la prisión que le dejó profundamente marcado.
La madre de las muchachas, Rut, falleció después de que su marido llegase de la guerra, y en su lecho de muerte, encargó a Meg, la mayor de las hermanas, la tarea de cuidar a su padre enfermo.
Meg fue una niña con problemas de aprendizaje a la que Stephen siempre animó a no rendirse. Su pasión por el arte y la pintura en particular la ha ayudado a sobrellevar los avatares del día a día. Con la venta de sus cuadros ayuda a la economía familiar.
Sylvie, la menor de las hermanas, es una muchacha práctica y resuelta. Trabaja en la librería junto a su hermana y cada vez lleva peor las salidas de tono de su padre, sus rarezas, y el trabajo añadido que les supone a ambas cuidarlo.

Nate Pierce, un reportero del periódico local Chicago Tribune, se interesa por la vida de los veteranos de guerra, y comienza a hacer una serie de entrevistas a los supervivientes, entre los que está Stephen Townsend. Éste al principio rechaza la idea de ser entrevistado, pero finalmente accede, en gran parte por la delicadeza y el buen hacer del reportero. Los vecinos ven a Stephen como un lunático que se pasa las noches en la azotea con una pistola por si llegan los rebeldes, pero Nate valora lo que el hombre hizo en la guerra, y se empieza a encariñar con la familia Townsend, en especial de Meg.

Stephen tiene un único amigo, Hiram Davenport, un anciano con pérdidas de memoria, que sirvió en la guerra como él. Vive en una mansión disfrutando de una posición acomodada y siente un gran cariño por la familia Townsend. Desde hace poco tiempo vive con su sobrino nieto, Jasper, un joven estudiante de Derecho al que hace mucho que no veía.

Si ya de por si la vida de las hermanas Townsend era dura, la vida les sorprende con un nuevo y duro golpe, el gran incendio que asoló Chicago en 1871, poco después del fin de la guerra civil americana (1861-1865). El fuego arrasó con gran parte de la ciudad, más de 300 personas murieron e infinidad de casas y edificios se quemaron. Entre ellos la vivienda de los Townsend y su negocio.

La noche del incendio, mientras Meg y Sylvie recogían a toda prisa sus pertenencias más preciadas para huir, su padre se encaminó con una carretilla a la la estación para salvar algunos libros del negocio. En ese trayecto Stephen se perturbó aún más. Entre la explosión de la planta de gas, la algarabía de gente huyendo, el descontrol que reinaba en la ciudad, su frágil mente comenzó a desvariar, y tras unos hechos de los que ni se acuerda, es acusado posteriormente de asesinar a un hombre. Y no un hombre cualquiera, a su amigo Hiram Davenport. Las autoridades envían a Stephen al manicomio de Cook Country, donde lejos de mejorar, el veterano acaba como un guiñapo drogado por los médicos. Pero las desgracias no llegan solas, y en el gran incendio Meg sufre importantes quemaduras en sus manos.

El libro va desentrañando no sólo como sobreviven Meg y Sylvie tras el incendio, con Meg herida, sino como tienen que resolver el misterio del asesino de Hiram. Ambas hermanas tienen fe en su padre, y aun sabiendo de sus problemas mentales, saben que no es un asesino. Nate, con su olfato de reportero y gran instinto acompañará a las muchachas en esta ardua tarea.

Entretanto, Jaspen Davenport se convierte en un asiduo de las hermanas, y entabla gran relación con Sylvie, pese a los recelos de su padre.
La novela tiene un buen final, adecuado, ya que no todo acaba como un cuento de hadas. Podría encuadrarse como novela histórica, ya que recrea los años posteriores a la guerra civil americana y en concreto el gran incendio ocurrido en Chicago en 1871. Pese a haber leído sobre la guerra entre el norte y el sur en más ocasiones, y ver otras tantas series y películas de esta temática, lo cierto es que desconocía este suceso del grave incendio en Chicago.

La novela arranca menos interesante, pero conforme avanza, la trama te va envolviendo y estás deseando saber cómo termina. Se hace alusión en numerosas ocasiones a los libros de las hermanas Brontë, a Louisa May Alcott, Jane Austen…ya que al tener una librería, las hermanas han crecido entre novelas y Sylvie era una gran lectora.

Es de fácil lectura gracias a su narración en 3ª persona omnisciente y cuenta con 414 páginas, divididas en 38 capítulos, junto con epílogo y nota de la autora, la edición está adornada con letra capitular al inicio además de filigranas que acompañan las páginas y marcan las diferentes escenas de los capítulos.



La ambientación creada sin excesivo detalle te permite adentrarte en la época y disfrutar de la novela que aún sin viajes me ha recordado a alguna lectura de Sarah Lark.

Gracias a la narración descubrirás detalles y peculiaridades de la época, como por ejemplo el "Corazón de soldado", enfermedad parecida a la neurosis de guerra que se diagnosticó para los soldados de la guerra civil americana.



Enlace: https://familialectorade4.bl..
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