Conmovedor, intrigante, diferente, divertido, ameno y con grandes lecciones entre sus páginas sobre la vida y la muerte. Puedo decir que es uno de los libros con los que he aprendido, porque a veces, en nuestra utópica vida inmortal en la que muchos solemos vivir casi a diario, hay algo que nos baja de ella y nos recuerda que hay que aprender, aprender a vivir pero también aprender a morir, a ser consciente de uno mismo, de su cuerpo, su yo físico y mental. Animo, si todavía queda algún lector que ni le haya echado un vistazo (que ya me extrañaría), que la lea, analice, la ame y saque todo el aprendizaje que puede sacarse de ella, porque realmente es una gran obra que sumo a de obligada lectura, desde los adolescentes hasta los más adultos. |