Las tres bodas de Manolita

"El último beso de aquella noche me enseñó lo más importante. Qué nada, ni el Patronato de Redención de Penas, ni Franco, ni lo que había hecho con España, ni siquiera ese Dios torpe y tullido que acababa de quedarse manco y sin fuerzas para ahogarme iba a impedir que yo fuera feliz".

Almudena Grandes tiene la maravillosa y horrible capacidad de dejarte un vacío absoluto e irremplazable después de sus lecturas. Los Episodios de una guerra interminable son monumentos literarios, tan completos, tan duros, tan tiernos, tan elaborados que te atrapan sin piedad, acabas formando parte de sus entrañas y te sientes absolutamente huérfana cuando los terminas.

No me gusta comparar y, sin embargo, creo que Las tres bodas de Manolita es el libro más dramático, más duro de sus episodios. Sus personajes representan todas las brutalidades sufridas por parte de aquellos que decían venir a "salvar a España", leer algunos sucesos es leer la inhumanidad y el salvajismo en estado puro. Es difícil soportar tanta mezquindad, tanto odio, tanta violencia. Y aún así, lo soportas gracias a esos personajes que entienden a golpe de realidad que resistir es vencer, que llorar es un lujo que no se pueden permitir y una satisfacción para el enemigo que no piensan conceder, que la alegría es una pequeña victoria cotidiana, y que la resignación a veces es una compañera de viaje necesaria para poder seguir adelante.

Manolita se erige como una auténtica heroína sin quererlo ni saberlo. Un personaje anodino, casi invisible, que acaba brillando por su valentía, por su aguante, por su amor hacia sus seres queridos que siempre antepone a sí misma. Ella, que se casa por su hermano sin amor, aunque se enamora, que aguanta largas colas en la cárcel de Porlier, que trabaja hasta la extenuación para sacar adelante a sus hermanas, que no se permite soñar y que, sin embargo, lo hace cada noche.

La acompañan un amplio despliegue de personajes secundarios que permiten a la autora abarcar una década entera en la que el Régimen fascista de Franco, en alianza con la iglesia católica, hizo lo que quiso con este país: explotar a menores en colegios regidos por monjas corruptas hasta hacerlos enfermar, aterrorizar al homosexual (la Palmera es un personaje especialmente entrañable ❤), cobrar a las mujeres de los presos por bodas falsas y un ratito de intimidad en un cuartucho oscuro e insalubre, abusar sexualmente de mujeres a cambio de indultos o traicionar a tus amigos y compañeros para acabar trepando en la policía franquista.

Y, aún así, los personajes de Almudena siempre consiguen echarle un pulso al fascismo a través de risas, abrazos, besos y orgasmos.

No me cansaré de decirlo: tenemos una suerte inmensa por tener una escritora tan magnífica que nos regala obras como esta. Si aún no habéis leído a Almudena, os estáis perdiendo un placer insustituible.