Las palabras no siempre funcionan. A veces se quedan cortas. Las conversaciones pueden provocar conflictos. Siempre hay fallos por lo que a la diplomacia respecta. Ciertas diferencias, por mucho que se hable, siguen siendo irreconciliables. La gente hace promesas vacías, se desdice de sus palabras, dice cosas que no cree. Pero la conexión, con nosotros y con otros, es la única manera que tenemos de vivir.
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