Hace algún tiempo que me decanto por algo que llamo literatura botánica, la ficción o no ficción en torno al mundo vegetal, historias de jardines y plantas, el ser humano, en una vuelta de humildad, dejando que otros seres vivos le absorban, desordenen y deslumbren. Cuando vi en Masa Crítica, Hacia la oscuridad, de Anna Bolavá, poeta checa que no conocía, no dudé en pedirlo. También siento debilidad por los autores checos y por la poesía. El libro se presenta como un recetario de plantas medicinales, y lo es, el nombre de cada capítulo responde a la planta que la protagonista recolecta. También se presenta como un diario, como un fresco de la vida en un pequeño pueblo, como una reflexión sobre la condición humana, el paso del tiempo, la enfermedad y, sobre todo, la soledad. Confieso que al empezar la lectura dije "Sí, se trata de una poeta escribiendo narrativa" Hay poetas que no pueden dejar de serlo aunque cambien de género y de registro. Tuve la impresión de que la lectura sería lenta y un poco pesada, debido a las detalladas descripciones que van marcando el ritmo de la narración, pero a medida que fui pasando las páginas me vi sumergida en una atmósfera intensa, inquietante. La protagonista conoce muy bien las plantas medicinales, profundiza en ellas, en su ubicación, en el momento más adecuado para su recolección, en sus beneficios y sus particularidades, mientras riega, como polen que percibimos inevitablemente, pedazos de su vida, de su infancia y también de su presente, de su oficio como traductora, de sus relaciones familiares y de cosas que tal vez solo ocurren en su mente, fragmentos que como lectores recogemos y ordenamos sumergidos ya en ese aire triste que respira toda la novela, a pesar de su belleza. Nuestro personaje principal conoce muy bien de plantas ¿Hasta la obsesión? Pienso entonces en el título del libro y en el contraste que se da entre las plantas medicinales y el olvido de una misma hasta la exageración, porque es eso lo que le pasa a ella, mientras su salud decrece, su obsesión y delirio crecen. Su soledad también, pero es una soledad construida conscientemente, aunque no deja de ser triste. La protagonista sabe lo que acaba con ella y también lo que la cura, aunque ninguna de estas dos cosas terminen por pasar. ¿Y qué hay fuera de todo esto?, ¿qué encontramos más allá de sus pensamientos y recuerdos, de su propia narración? La vida en un pueblo chico, las relaciones complejas entre sus habitantes, cómo se miran unos a otros, cómo se dañan y se necesitan, la hipocresía, la desconfianza, incluso la bajeza, diría. Eso y un matrimonio conflictivo. Suficientes cosas para aislarse, para encontrar refugio en las plantas, pero también para olvidarse de sí misma durante un buen tiempo, aunque no sea justo. Se trata de una lectura oscura, sí, una lectura oscura y bella, delicadamente narrada, páginas que absorben (como la portada del libro, sencilla, oscura y bella a la vez). + Leer más |