Botón de emergencia para amar

La música tiene algo, ¿no crees? Hace que todo sea mucho más fácil y bonito.

Era divertido cómo podías pasar semanas, meses o a veces incluso años mentalizándote para una pesadilla que era más prorrogable que evitable. Entonces, mientras te autoengañas pensando que has aceptado el fin del mundo y que cuando empiece podrás aceptarlo... de repente, te golpea y no puedes encajarlo. Colapsas, te quedas sentado donde estabas, totalmente abrumado por una pérdida para la que nunca estuviste preparado.

Y tal vez los finales felices no fueran un suceso aislado. A lo mejor eran algo en lo que tenías que trabajar y querer construir; y no rendirte nunca, siempre y cuando fuera lo que todavía querías. Y a lo mejor no eran perfectos.

No teníamos ni idea de lo que el futuro nos deparaba. La gente cambiaba de opinión, se moría, se mudaba de forma inesperada. Lo único que podíamos hacer era tocar de oído, improvisar.

No necesitaba una disculpa. Quería que pensaras en mí, que te importase cómo me iba a afectar antes de que hicieras algo horrible. Pero no lo hiciste.