El señor de las moscas

No esperaba mucho de este libro aunque tenía curiosidad por leerlo. Las distopías siempre pueden ofrecer aspectos interesantes en los que pensar. Y, aunque empieza de forma sencilla con un argumento nada destacable, una simple aventura de niños en una isla desierta, a medida que avanza la historia se va poniendo más interesante y se transforma en una narración donde el miedo, la crueldad y la violencia van ganando terreno.

La isla les ofrece árboles frutales, pueden cazar, tienen agua y saben hacer fuego, todo parece demasiado fácil y apunta a una experiencia que incluso parece aburrida. Pero un acontecimiento desencadena el miedo y el rumbo de la narración cambia.

En realidad se trata de una alegoría sobre el funcionamiento de toda sociedad, que debe organizarse bajo el liderazgo de un jefe, que puede ser positivo o con ansias de poder. Que sean niños da pie a que se comporten sin filtro, con la inocencia que les hace actuar sin pensar en las consecuencias, sin pensar en los demás, con el egoísmo que no les es necesario disimular, sin empatía. al tratarse de niños podemos observar la falta de criterio a la hora de tomar buenas decisiones, la crueldad y el afán de unos pocos por hacerse con el poder, la lucha entre el fuerte y el débil.

Pero si observamos el funcionamiento de las sociedades adultas tampoco vamos a encontrar grandes diferencias y en este punto podemos reflexionar sobre varios aspectos: ¿La maldad forma parte del ser humano o depende de la educación recibida? ¿Por qué es necesario un líder al que todos seguir sin cuestionarse si lo que les propone es conveniente? ¿Es tan fuerte el instinto natural de supervivencia que nos puede llevar a convertirnos incluso en asesinos?

La necesidad de organización para asegurar la supervivencia y la esperanza en el rescate conviven con los más primitivos instintos.
El miedo puede desencadenar la imaginación de forma aterradora y provocar que el ser humano actúe de forma totalmente descontrolada e inconsecuente.
Y el precio a pagar si se decide mantenerse al margen de esa desquiciada sociedad, es la soledad. ¿Vale la pena pagar ese precio por ser fiel a unos principios?

Una narración que va de menos a más y que da para reflexionar mucho. Un relato que va transmitiendo al lector, a medida que avanza, una sensación de asfixia, de agobio, de miedo, de estar acorralado, hasta llegar al final. Un final que no causará el mismo efecto en todos los lectores, pero que a mí me ha gustado.