El señor de las moscas

“Sí, todos querían ser rescatados, no había que dudarlo, y con un violento giro en favor de Ralph pasó la crisis” ~ El señor de las moscas de William Golding.

Un grupo de escolares sobrevive a un accidente aéreo en una isla perdida. Sin un adulto que les ayude, han de organizarse para sobrevivir e ingeniárselas para ser localizados y rescatados.

Esa es la base de la historia. A partir de ahí se abre todo un tratado sociológico sobre el comportamiento humano al margen de la autoridad. Vemos como hay niños con una visión a largo plazo, con un objetivo muy marcado en el rescate, en sobrevivir a esa isla abandonada. Otro grupo de niños, más enfocados en la supervivencia en el día a día, con un objetivo más cortoplacista en el que no tienen en cuenta las repercusiones de sus acciones. Sin embargo, ambos enfoques son, en cierto sentido, complementarios puesto que sin sobrevivir en el día a día, malamente lo harás a largo plazo.

Los personajes elegidos por William Golwing representan las diferentes personalidades: el valiente, el tímido, el bondadoso, el justo, pero sobre todo las cualidades malignas inherentes al ser humano: la maldad, el egoísmo, el afán de protagonismo, la burla o la mentira, que, sin control de la autoridad, son las que acaban marcando las acciones.

¿Será así realmente? ¿Nos quitan la autoridad, las normas que rigen la sociedad, y nos convertimos en seres totalmente despreciables? Realmente echando la vista atrás, podemos ver capítulos en la historia en los que nos hemos comportado como verdaderas bestias, incluso amparados por la ley que regía en tales momentos.

Un libro breve, un poco denso para leer, y que curiosamente mientras vas leyendo y disfrutando de las descripciones paradisíacas, vas sufriendo por cómo va avanzando la historia y cómo todo se va desquebrajando todo.