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"Heist" ha sido uno de los "guilty pleasures" más grandes de mi vida literaria. A pesar de lo terrible, grotesca y tóxica que es la historia, me ha mantenido enganchada hasta, prácticamente, el último momento. Desde las primeras páginas, me he encontrado inmersa en un mundo oscuro y peligroso. La narrativa crea una atmósfera tensa y misteriosa que te mantiene constantemente en vilo. Los personajes, imperfectos y complejos, me intrigaron desde el principio. Ariana Godoy ha conseguido retratar una serie de relaciones tóxicas de una manera realista y cruda, lo cual, de forma bastante perturbadora, contribuye a su propio atractivo. Sin embargo, llegados a un punto concreto del final, Godoy opta por adelantar ciertos aspectos de la historia para luego desarrollarlos más adelante. En mi opinión, lo hizo de forma bastante desatinada. El punto fuerte de este libro estaba siendo, precisamente, que no ves venir nada de lo que ocurre. Después de una montaña rusa de emociones y eventos, esperaba un desenlace impactante y satisfactorio. Sin embargo, no ha logrado cumplir mis expectativas. La resolución de la trama fue bastante apresurada y carece de la intensidad que había caracterizado al resto del libro. La falta de sorpresa y la sensación de que todo estaba ya resuelto me han dejado con un sabor agridulce. A pesar de este tropiezo, debo reconocer que "Heist" tiene un atractivo adictivo que resulta difícil de resistir. |
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