Jean Giono, mi padre

En este libro nos encontramos con el relato de la infancia de la autora, hija de un reconocido escritor. Sin embargo, no se trata de un texto narrativo al puro estilo biográfico, nada que ver; se trata de un relato tierno y cercano, narrado en primera persona por la autora, y, lo que es más importante, con la visión de una niña que experimenta y descubre, que sueña a lo grande, y que cree en lo imposible.

La edición del libro está cuidada a la perfección. La portada me parece elegante a la vez que evocadora de una infancia libre y pura, y ello tanto por la ilustración en sí misma como por los colores utilizados. El libro está perfectamente estructurado y lo hace del siguiente modo: una breve presentación, que nos da a conocer a los protagonistas de la historia y que nos contextualiza en ella; el prólogo; un par de pequeñas partes a modo de presentación; y las propias partes o capítulos en los que se divide la historia (un total de veintiún capítulos bastante breves). Algo que me ha resultado llamativo es que en los capítulos se incluyen dibujos representativos de algún momento narrado, pero esto no es lo curioso, sino que están hechos a lápiz y como si los hubiese hecho una niña (probablemente sea así). La prosa de la autora es sencilla y ágil, lo que, unido a la temática en sí, hace que se lea sin apenas darte cuenta.

En definitiva, no esperes encontrar en este libro una historia que te atrape, pero sí una que te haga viajar a la infancia y que te haga sentir como el niño que dejaste de ser, pero no de abrigar.