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Crítica de Kayena


Kayena
20 May 2020
Hace casi un año, en plena Feria del Libro de Madrid, #SoyYincanera tuvo la suerte de mantener un encuentro con José Luis Gil Soto, en el que estuvimos hablando, largo y tendido, de su novela Madera de Savia azul. Además de darle un buen repaso a la obra, que prácticamente acabábamos de leer y nos tenía enamoradas, nos contó algunas anécdotas al hilo del momento de promoción en que se hallaba inmerso el autor. Una de ellas se refería a que cuando acudía a algunas librerías, se la encontraba en los anaqueles más variopintos, catalogada como romántica en el mejor de los casos. Obviamente, es una novela difícil de clasificar, porque aunque apunta maneras de fantástica, carece de los rasgos más significativos. Con esto no quiero decir que sea mejor ni peor ceñirse a un género concreto, sino que, indudablemente, es difícil de etiquetar por ello y aun así, gustará a los amantes de ese género. Y a los de cualquier otro.

Porque la realidad es que hoy en día, del mismo modo en que nacen más géneros –o subgéneros- que setas en otoño, en una misma novela nos podemos encontrar un poco de todo. Algo así ocurre con El jardín de los enigmas, que hay quienes la tildan de novela de aventuras mientras otros se decantan por el de thriller histórico y, aunque apunta maneras de ambas cosas, sinceramente no es una cosa ni la otra y, sin embargo, tampoco es que importe mucho, porque es un lujo para el lector que huye de géneros y solo busca pasar unas horas de entretenimiento. Y lo consigue desde la primera página porque su trama enamora, como poco.

¿Y qué tiene esta novela para enamorar a cualquiera más allá del género al que pertenezca que, imagino, es lo más secundario?. Pues muy sencillo: tiene los ingredientes básicos y necesarios que hacen que cualquier historia funcione: un argumento sólido, una trama que te envuelve, un misterio (o varios, como es el caso) que resolver, unos personajes fascinantes, un momento histórico atractivo y un escenario en el que perderse. Y algo más que descubrirás cuando abras el libro.

Del argumento poco más puedo contar que lo que se dice en la sinopsis del libro, puesto que recoge lo esencial. al inicio de la novela nos encontramos con Rick Hunter, quien, junto a su socio Joe Sanders, trabajan como cazarrecompensas. Ya, desde las primeras páginas también, intuimos que el protagonista tiene un punto incómodo, pues esconde más que muestra y está obsesionado con consumar una venganza que, a priori, parece complicada porque ni siquiera conoce al responsable que la ha motivado.
Cuando decide dejar a su socio, al que no soporta, este le tiende una trampa que se convierte en una encerrona mortal, de la que sale vivo por los pelos y con una pista en el interior de un fusil. Esta le lleva a una floristería donde consigue un trabajo que le permite conocer mejor a su propietaria, una mujer que conoce “el secreto de las flores”, un singular sistema de comunicación que se utilizaba en los harenes turcos que el rey Carlos II importó en el siglo XVII y que servía para que los enamorados (y los no tanto) se comunicasen al margen de los puritanismos de la época. Sin embargo, dos siglos después, este mismo método se ha convertido en un código criptográfico al servicio del espionaje inglés en ultramar y, a partir de aquí, se desata un torbellino de situaciones en una trama envolvente que te mantendrá en vilo hasta su desenlace.


Por otro lado, dado que en la novela hay misterio para exportar, este también viene acompañado de la mano de los personajes que protagonizan esta historia. Por más vueltas que le des, la mayoría son fascinantes. Es verdad que no todos pueden ser protagonistas, pero sí tienen una parcela que, como tal, la bordan, porque todos tienen algo o mucho que esconder. Caben en este elenco todo tipo de prototipos: el personaje poliédrico (por la variedad de peculiaridades que podemos observar en su comportamiento o en su carácter, cualidades estas que incluso pueden llegar a entrar en conflicto); el personaje singular (que surge para dejar su impronta y luego desaparece); el personaje plano (sin apenas complejidad, prácticamente esbozos de sí mismos) o el personaje redondo (muy elaborados y con un importante bagaje emocional):

- Rick Hunter: Sin lugar a dudas, es el gran protagonista de esta historia. Como os comentaba, desde el principio se hace un poco incómodo, empezando porque tiene una identidad falsa y lo único que transmite es un deseo inusitado e incluso enfermizo de venganza. Choca también que siendo una persona a todas luces instruida, con grandes conocimientos de botánica, sea capaz de trabajar con alguien tan zafio como su socio. Bien parecido, sus ojos son verdes y los labios gruesos enmarcados por una mandíbula esculpida a cincel, tiene el busto atestado de cicatrices, ha estado en la cárcel una corta temporada, aunque también sabemos que ha vivido en la India. Y poco más.

- Joe Sanders: Es el socio de Rick, aunque a la hora de repartir ganancias, el porcentaje de uno nada tiene que ver con el del otro. Ambos pertenecen a los Bow Street Runners, cuyos miembros eran llamados «thief-takers» (cazarrecompensas) aquel mítico y poco recomendable cuerpo de policía que existió en Londres por aquellas fechas, creado a instancias de Henry Fielding tras ser nombrado magistrado del tribunal de Bow Street (de ahí su nombre). Es un tipo violento e infame y su vida gira en torno al dinero. Rick lo aborrece y casi desde sus inicios sabe que su asociación tiene fecha de caducidad, solo que liquidarla puede resultar peligroso. Y así ocurre cuando se lo plantea y este le tiende una emboscada mortal de necesidad, de la que Rick sale airoso por los pelos.

- Memento Mori: Es el único amigo de Rick, la única persona en la que confía plenamente y también el único personaje capaz de enternecernos. Podría tener la misma edad de su padre. Tiene el rostro desfigurado a raíz de una explosión que sufrió hace años, en la que, además, perdió los párpados, lo cual intenta disimular llevando unas gafas oscuras y, para evitar las burlas, vive –o malvive-, por decisión propia, en el almacén del correccional de Southwark, tras llegar a ese acuerdo con los patrones del establecimiento, por lo que puede entrar y salir de allí sin problemas. Se gana la vida reparando y transformando máquinas que luego vende a determinados talleres, aunque su verdadera afición es la de la fotografía, en particular la que realiza a los muertos y de ahí su sobrenombre.

- Daphne Loveray: Aristócrata por matrimonio, es una joven tan inteligente como enigmática y poseedora de una gran belleza. Es clienta de la floristería de Hellen Hartford y amiga de su propietaria. Es culta, habla varios idiomas y tiene grandes conocimientos en matemáticas, lo que le permite colaborar con el Foreign Office, aunque nadie sabe nunca ni dónde está ni a qué se dedica, incluido su propio marido. Este personaje está inspirado en la figura de Ada Lovelace, la que fuera hija de Lord Byron y que en base a sus conocimientos matemáticos inventó el primer lenguaje de computación.

- Hellen Hartford: Nacida en Edimburgo, es la propietaria de la floristería “Pasión de Oriente” y el último bastión de una estirpe de jardineros reales que se remonta a seis generaciones de jardineros reales y que surtían de flores a la nobleza desde un siglo antes. Es viuda, quizás por eso y por la época en que transcurre la novela no ha abandonado el luto, algo que, por un lado, es incapaz de disimular su corpulencia y, por otro, su mal gusto vistiendo. A nivel personal es arisca y severa, aunque siempre temerosa por algo que es incapaz de verbalizar. Y resulta curioso, porque cuando empiezan a sucederse asesinatos a su alrededor, no acierta a entender que algo oscuro se cierne sobre su negocio. Obtuvo, gracias a la mediación de un buen amigo, la concesión de la decoración floral de los pabellones de ultramar en la Exposición Universal, lo que le permitirá un buen desahogo económico, dado que desde que murió su marido, no pasa por sus mejores momentos; de hecho, llegó a cerrar el negocio, hasta que las deudas empezaron a acuciarla.

- Penny Ryan: Dependienta en “Pasión de Oriente”. al igual que su jefa, también ha nacido en Edimburgo y antes de trabajar en la floristería ejerció la prostitución. Delgada y de aspecto demacrado y enfermizo, hay que añadirle una dentadura ruinosa, posiblemente como consecuencia de una mala alimentación y escasa limpieza. Más que una chismosa, es una cotilla de manual, algo que juega en favor de Rick, ya que puede sonsacarle información personal sobre Hellen Hartford.

- Lord Brandbury: Anciano y rico filántropo amigo del difunto Sr. Hartford; de hecho, cuando este fallece y la viuda se encuentra con problemas económicos, se convierte en su mecenas. También es el valedor de Daphne Loveray en el Foreing Office. Es un enamorado de las flores y de todo lo que tiene que ver con la naturaleza, sobre todo desde que perdió movilidad como consecuencia de un accidente. Viste de manera impecable y usa una impecable peluca blanca. de siempre, se le ha considerado un empresario de éxito y su influencia en el gobierno es más que palpable.

- Gustav Gruner: Cónsul de Alemania, asesor personal del príncipe Alberto –esposo de la reina Victoria y principal impulsor de la Exposición Universal-, tambiés es el responsable de la seguridad del Crystal Palace. Soberbio hasta la saciedad, desde el primer momento se postula como un personaje antipático que despierta todo tipo de sospechas.

- Karum Daswani: Responsable del pabellón de las Indias Orientales en el Crystal Palace. Es un empresario con intereses comerciales en Londres. de gran corpulencia, tez cetrina y porte distinguido, apenas se le nota el acento, dado que se expresa en un perfecto inglés. Además de otros negocios, dirige un famoso den, un fumadero de opio donde también se practica la prostitución y al que acuden los altos funcionarios del estado, los comerciantes más influyentes e incluso la nobleza.

¿Y qué decir de los escenarios? Antonio Garrido lleva al lector al Londres victoriano más señorial, también al más inmundo, para mostrarnos la vida en un tiempo apasionante, de profundos cambios. Ante nosotros se despliega una ciudad que vive expectante los momentos preliminares a la inauguración de su primera Exposición Universal, celebrada en 1851 y concebida para evidenciar el progreso del mundo; de hecho, se la conoció con el nombre de Gran Exposición de los Trabajos de la Industria de todas las Naciones (Great Exhibition of the Works of Industry of all Nations, en inglés).

Porque Londres, en El jardín de los enigmas, no es un escenario al uso, sino que apunta maneras de protagonista indiscutible en esta novela y nos vamos a pasear por la ciudad junto a sus protagonistas para conocerla a fondo, en particular los siguientes enclaves:

- Seven Dials: En las primeras páginas de la novela nos encontramos a Rick Hunter y a su socio, Joe Sanders, en un antro de medio pelo, El Ganso Negro, situado en este barrio que, por aquel entonces, era uno de los más peligrosos y marginales de la capital, al norte de Covent Garden. Han acudido allí para dar un escarmiento a Bob Fatty, el pérfido dueño del local.

- Bayswater: Una extraña pista lleva a Rick Hunter a este distrito situado en el centro de Londres, al norte de Hyde Park y a poco menos de cinco kilómetros de Charing Cross. Allí se halla la floristería Pasión de Oriente, en el número 57 de Portobello Lane, regentada por Hellen Hartford. Se trata de un barrio tranquilo, por el que todavía se puede pasear sin que te atropelle un vehículo de transporte colectivo. de hecho, Rick Hunter lo describe así: «A diferencia de otros barrios de Londres, el oeste de Bayswater se asemejaba a un apacible pueblecito en el que sus vecinos hubieran logrado impedir que el avance de la civilización arruinase la tranquilidad de sus vidas. Por lo que pudo apreciar, en aquel lugar aún se podía cruzar la calle sin temor a que un ómnibus te atropellara mientras admirabas los pequeños bosques que surgían entre casa y casa».

- Jardines de Cremorne: Aunque hoy en día solo quedan vestigios de lo que antaño fueron, en 1851, mientras transcurre la trama de esta novela, lucían en todo su esplendor. Estos jardines se hallaban en la rivera del Támesis, entre Chelsea Harbour y el final de King's Road. Fue precisamente el lugar elegido por Lord Bradbury para celebrar su cumpleaños, al que asistieron la mayor parte de los personajes de la novela. A través de la mirada de Rick podemos hacernos una idea de su auge y de la cantidad de atracciones con las que contaba el recinto: en la zona suroeste de los jardines construyeron una imponente pagoda, resplandeciente en cuanto a iluminación, en cuya plataforma circular cabían hasta cuatro mil bailarines. También había un circo, un teatro, un restaurante e incluso un globo aerostático y fuegos artificiales.

- Crystal Palace: Una magnífica construcción de hierro fundido y cristal levantada en el Hyde Park, en Londres, con motivo de la Gran Exposición mundial de 1851. Su planta, de diseño innovador, constituida por una nave principal y galerías longitudinales, se convirtió en todo un símbolo de modernidad. Está exquisitamente descrito en el libro, tanto su aspecto exterior como el interior y es, precisamente, ese jardín de los enigmas al que hace referencia el título de la novela, adornado en profusión por las flores y plantas servidas desde “Pasión de Oriente” y donde se dan cita todos los personajes que tienen relevancia en la trama.


CONCLUSIONES:

Antonio Garrido domina a la perfección el manejo de las fuentes, no en vano, en esta novela cobra incluso una inusual importancia la lectura de la “Nota del autor” que podemos encontrar al final del libro, para apreciar con mayor intensidad la narración de unos hechos y unos personajes tan reales como impactantes, veteados de acción e intriga. También seremos conocedores del germen de esta historia y, obviamente, de las licencias que se ha tomado. No obstante, os adelanto que es una novela adictiva, que se más que leerse, se devora, con el aliciente de que en ella, el autor, ha hecho un especial homenaje a las lecturas anglosajonas de su infancia y juventud y que te llevará a rememorar otros personajes, otras situaciones, para encontrar paralelismos. No me diréis que no es una buena opción para este confinamiento, ¿verdad?


Enlace: https://www.kayenalibros.com..
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