El libro negro de las horas

AVISO: esta reseña contiene SPOILERS sobre las anteriores entregas de la saga.

Unai ha dejado de lado al inspector Kraren, el mundo de los crímenes ya no es para él, buscando una vida tranquila como padre, profesor y marido. Pero el pasado llamará a su puerta y una aventura contrarreloj deberá adentrarse en el mundo de la bibliofilia para salvar a alguien que creía perdido.

Como de costumbre las aventuras de Kraken enganchan desde el primer momento, en parte porque su autora se documenta para hacer que la ambientación y todos los datos que se dan parezcan lo más creíbles posibles. En este caso, se trata del mundo de los manuscritos, las falsificaciones, el coleccionismo de libros y el dino que se mueve con ello.

La narración alterna entre el pasado de un personaje nuevo y el presente vivido por Unai, para darnos pistas sobre cómo ambos caminos van a unirse. Sin embargo, esta parte es la que me ha resultado más floja de toda la novela. Mientras la investigación es interesante y rápida, salpicada de curiosidades, el momento en el que busca entrelazar a los personajes no ha terminado de convencerme.

Se parte de demasiados supuestos de gente desconociendo ciertos factores, de engaños y tramas familiares ocultas y deja un gran vacío sobre la parte más interesante de la vida del personaje de Ítaca y las Egerias, en las que se podría haber profundizado más. Es un buen añadido a la trilogía pero esperemos que si hay más libros sobre Kraken, su familia deje ya de estar relacionada con los casos.

Colibrí.