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La verdad de una confesión Hana tiene problemas, aunque crea que los controla, aunque crea que puede sola con ello, porque eso ha aprendido hasta ese momento de la vida, que hay que ser fuerte, que hay que poder con todo. Sin embargo, hasta que Hana no se sincera consigo misma y lo admite, Hana no conseguirá seguir adelante, ser fuerte de verdad. Cuando Víctor y Gabi aparecen en su vida todo se intensifica, la adoran, ella los ama con locura, pero no saben si existe el triángulo perfecto. Nos presentamos ante una historia que nos narra los años clave en la vida de cualquier persona, sus años de formación tanto intelectual como emocional. Siempre he pensado que es la etapa más dura de la personas porque tiene que asumir solo un montón de cambios físicos, ambientales, emocionales, etc. él solo. Y es que, aunque nos empeñemos, quien más quien menos se ha independizado en este período en cierto modo. Hana necesita hacerlo porque necesita probarse a sí misma que puede y en esas conoce a Víctor y Gabi, dos amigos que lo son de toda la vida y que se consideran más hermanos que seres ajenos. El choque de trenes es instantáneo, uno divertido, irreverente y leal; el otro, sensible, atento y dispuesto a escuchar; Hana, con un deseo inmenso de vivir y de hacer feliz a los demás. De este modo, entramos en los años de carrera de los tres, en los que veremos sus idas y venidas, sus caídas y recaídas, situaciones complicadas que quizá puedan parecer no reales, pero que os aseguro que suceden. Cuando estás lejos de casa y solo en una ciudad que te ayuda a esconder lo que sucede, todo se desquicia. Porque están en ese momento de explorar y no hay límites en las emociones. Tres locos, tres caras En ese ir y venir de emociones y experiencias, como hemos dicho, encontramos a los tres personajes del triángulo de nuestra novela: Hana, Gabi y Víctor. Lo cierto es que cuando escribo sobre los personajes o leemos sobre ellos, siempre hablamos de si son fuertes, o redondos… En este caso me quedo con que los personajes que ha creado Elsa son humanos, personas con las que nos podemos encontrar perfectamente. Creo que ha sabido dotar de emoción y empaque psicológico a los tres, no solo por lo que les sucede en la novela, que también los configura, claro, sino porque ha adecuado perfectamente lo que les ha pasado a cómo son. No he visto muchas novelas que mantengan esa coherencia, la verdad. Por otro lado, las críticas que se puedan hacer a Hana por su personalidad, o a cualquiera de ellos por sus pensamientos «de segundo plano», aquellos que no se confiesan al resto de personajes, pero que nosotros sabemos, no termino de entenderlas. Todos tenemos pensamientos que a lo mejor no queremos admitir, tanto sobre nosotros mismos como sobre los demás, pero que están ahí y nos llevan a hacer y decir determinadas cosas. Creo que en este aspecto Elsa lo ha hecho muy bien, ya que no son personajes buenos o malos, son personajes que tienen sus intereses y, como todos, luchan por conseguirlos. Dos planos, pero una vida Lo que es cierto es que las dos tramas que lleva la novela, que se entrelazan perfectamente, no son dos cosas completamente separadas, pueden llevar al lector a despistarse del objetivo de la historia y en eso reconozco que hacia la mitad quizá no engancha tanto, aunque la última parte de la novela te ate a leer hasta el final. Sin embargo, no creo que sea tanto que la novela no lo lleve bien, sino que quizá el lector quiere olvidarse de la otra trama, la que es más incómoda. Ambas, la historia de Hana y la historia de Hana, Gabi y Víctor, creo que son tramas que destacan por la intensidad de las mismas tanto en la narración como en los sentimientos que desatan. Y sé que repito mucho la palabra intensidad, pero es creo que la novela de Elsa te ataca precisamente ahí, en hacer sentir todo lo que viven los personajes. Ahora bien, a veces es más fácil quedarse con la parte bonita y de juego que con la complicada, fea y con consecuencias. Y, en este sentido, creo que Joder si te quise no es una novela para que pensemos «jo, qué bonito», creo que lo que nos muestra es que a pesar de todo lo feo puede surgir algo bonito. El tiempo la clave Otra de las cosas que he leído es que quizá todo sucede deprisa, que los personajes no maduran o evolucionan a la velocidad que lo hace la trama y por eso no se conecta con ellos. Yo no lo termino de ver así. Lo que sucede en gran parte de nuestro tiempo vital es: nada, en ese aspecto creo que la autora lo ha hecho muy bien. En la universidad pues estudias para los exámenes, quedas con los amigos… y justo lo que destaca la voz narradora, de manera muy fluida, son esos momentos clave que hacen que la situación cambie: una charla, algo que sucede una noche, etc. Creo que las elipsis temporales las completamos nosotros (en todas las novelas) y creo que en esta historia son la clave para entender cómo evoluciona un personaje. Creo que también es importante el tiempo de barbecho para las personalidades. El placer del «ay» Yo reconozco que al principio de la lectura lo pasé mal. La narración sobre las cosas que le suceden a Hana es dura y sin filtros, directa y dolorosa. Sin embargo, una vez que asumes que no todo es color de rosa, la novela te conduce por la historia de una manera trepidante. Las emociones de los personajes y sus sentimientos te asaltan en cada página y avanzas porque temes que no salga bien, o incluso que salga bien. Porque en la historia no hay buenos o malos, o buenas o malas acciones, sino solo la historia de tres vidas que se entremezclan muy profundamente. Os la recomiendo mucho, es una historia bien escrita, que os hará sentir, estar en vilo y suspirar cuando todo pase. Es una novela que no regala nada y que lo da todo, que disfrutaréis y sufriréis, pero que al final merecerá la pena. Espero que os guste. Enlace: http://ellibroenelbolsillo.b.. |
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