Pastores del mal

A estas alturas no es ningún secreto que Félix García Hernán ha sido uno de mis grandes descubrimientos del año en lo que a novela negra se refiere.

Las tres novelas suyas que he leído por ahora son completamente diferentes entre sí, pero todas tienen ese algo que hace que el lector se implique de lleno en la historia desde las primeras páginas, ya sea por las tramas, complejas pero hiladas con precisión; por los personajes perfectamente construidos que consiguen que el lector se meta en su piel, sufriendo con ellos cuando las cosas se tuercen y alegrándose cuando les salen bien; o por ese estilo narrativo directo y sin artificios con el que logra el equilibrio perfecto entre los dos anteriores.

El descubrimiento del cadáver de un niño en la cama de un sacerdote marca el impactante arranque de esta historia en la que nos reencontraremos con algunos de los personajes a los que conocimos en “Cava dos fosas”. Cuando Mosen Estanis pide ayuda al ahora retirado Comisario Javier Gallardo para demostrar la inocencia del sacerdote, este no puede negarse y, junto a su compañero Raúl Olaya, se verá inmerso en una red que les mostrará la cara más oscura del alma humana.

Por su temática, “Pastores del mal” es, quizás, la que más difícil resulta de leer, pero el autor lo trata desde el más absoluto de los respetos, sin caer en el morbo ni en escenas o descripciones escabrosas, lo que es de agradecer. La pederastia es un tema peliagudo, y en otras manos esta misma historia podría haber caído en el amarillismo, pero el autor sale del reto más que airoso.

Nadie que lea esta historia podrá permanecer impasible al ver la frialdad con la que actúa la organización a la que se enfrenta Gallardo, y especialmente al comprobar cómo actúan esos padres que venden a sus hijos al mejor postor como si de mercancías se tratasen. La rabia e impotencia que uno siente al leer eso se multiplica por mil cuando piensas que, por desgracia, no es solo ficción.

A pesar de conocer la identidad de los culpables desde el comienzo, la trama y la minuciosa investigación harán que resulte prácticamente imposible parar de leer, ya que el lector sentirá la imperiosa necesidad de ver caer a todos esos que desde sus posiciones de poder de creen por encima del bien y del mal. El final puede resultar un poco peliculero, pero la satisfacción que sentí al leerlo ¡no me la quita nadie!

No tenía dudas, pero con “Pastores del mal” confirmo que, a partir de ahora, leeré todo aquello que Félix García Hernán publique. Si sois fans del género no os la podéis perder.