Memorias de Idhún II. Tríada

Después de muchos problemas y quebraderos de cabeza, la Resistencia, incluido Kirtash, ha conseguido regresar a Idhún para comenzar su lucha contra Ashran el Nigromante. Su primera parada es el bosque Awa, un bastión verde donde habitan las hadas que ha sido el único capaz de resistir el nuevo imperio de los sheks. Desde allí, se reúnen con los líderes que quedan de los grupos religiosos, la religión de la tres lunas y la de los tres soles, y les anuncian que el dragón y el unicornio de la profecía han regresado y que ha llegado el momento de salvar Idhún. Sin embargo, nada más pisar Awa comienzan las complicaciones. Por razones evidentes, Kirtash, al ser el hijo del Nigromanete y un shek, no es bien recibido por sus habitantes. No importa que haya sido clave para rescatar a Victoria, el unicornio, ni todo lo que ha tenido que sacrificar para ayudar a la Resistencia, se niegan a aceptarle. Victoria se enfurece y les advierte que si Kirtash no entra en el trato, ella se niega a ayudarles a cumplir su parte de la profecía. No obstante, Victoria no tendrá que preocuparse demasiado, puesto que Kirtash tiene sus propios planes lejos de allí.

Por otro lado, la Resistencia descubre por fin lo que relata la profecía al completo, ya que solo conocían una parte y en líneas generales, y averiguaran, con asombro, que el propio Kirtash formaba parte de ella y del futuro de Idhún. Sin embargo, como ya ha cumplido su papel en todo este entramado, los líderes de Awa consideran que es prescindible y que no tiene un lugar allí, hecho que a Kirtash no le importa lo más mínimo ya que, de todas formas, no pretendía quedarse por mucho tiempo. Así pues, poco después de llegar, Kirtash se marcha en busca de su propio destino, relacionado este con su naturaleza shek. Por su parte, Victoria y Jack sienten de repente una enorme responsabilidad sobre sus hombros. Todos los refugiados del bosque Awa cuentan con ellos para restablecer el orden de Idhún, pero cada uno de sus líderes tienen una visión completamente distinta de cómo debe llevarse a cabo la profecía y de cuáles son las prioridades que deben establecerse. Victoria y Jack no solo no se sienten preparados para hacerse cargo de tamaña responsabilidad, sino que no están nada de acuerdo en que sean los habitantes del bosque y no ellos mismos quienes decidan sobre el siguiente paso a dar, ignorando por completo los deseos de los chicos. Además, los líderes de la Resistencia también han recibido varios golpes, por lo que tampoco saben muy bien cómo actuar.

Alsan/Alexander, a pesar de seguir siendo un miembro respetado debido a su condición de príncipe y de caballero de Nurgon, una poderosa orden de caballeros, causa recelo entre los idhunitas a causa de la transformación fallida en lobo que le hizo Elrion, el mago fallecido que seguía a Kirtash en sus misiones. Todavía no es capaz de controlar del todo las transformaciones y que se haya usado magia negra en él le convierte en un sujeto en el que es difícil confiar a ojos de los supervivientes recluidos en Awa y sus líderes. Aunque sigue siendo respetado, ya no causa el mismo efecto que cuando era un príncipe en pleno derecho. Además, su reino, Vanissar, actualmente es uno de los aliados de los sheks, lo que hace que sea considerado con más recelo. Por otro lado, Shail sufrió un ataque de un shek por el cual tuvieron que amputarle una pierna, lo que hace el mago pierda toda la confianza que siente en sí mismo y que se vea como una carga para la Resistencia.

Por su parte, Victoria y Jack no tienen intenciones de quedarse quietos hasta que los líderes resuelvan sus diferencias y decidan en conjunto cómo proceder de ahora en adelante y cómo llevar a cabo la profecía y, en consecuencia, la caída de Ashran. Jack lleva un tiempo preocupado porque es incapaz de convertirse en dragón, Yandrak, mientras que Victoria y Kirtash son capaces de realizar las transformaciones a voluntad con una gran facilidad. Por ello, decide que, para aprender lo que significa ser un dragón y ser capaz de serle útil a la Resistencia y a Idhún, debe viajar a Awinor, la tierra de los dragones, actualmente desolada debido a la conjunción astral que mató a todos los dragones y los unicornios. Como Victoria no puede acompañar a Kirtash en su empresa y sabe que Jack la necesita más, decide ir con él y ayudarle en su viaje de autodescubrimiento. Así pues, los caminos de todos se separan y cada uno tumba un rumbo diferente, aunque todos ellos con un objetivo común: iniciar la revolución que derrote a Ashran el Nigromante y devuelva a Idhún su antiguo esplendor.

Aunque el libro anterior ya nos adelantaba de este momento, actuando como una especie de libro transitorio entre la introducción al mundo de Idhún y la batalla que está por venir, será en esta tercera parte donde comienza a gestarse el significado de la profecía y la guerra final. Tríada I: Despertar se centra en el autodescubrimiento de los personajes principales y cómo asumen y manifiestan su naturaleza más animalesca. Kirtash es consciente de que, desde que conoce a Victoria, su lado humano se ha intensificado, dejando un lado a su parte shek que agoniza por no ver satisfechas sus necesidades, por lo que tendrá qué elegir qué faceta escoge y cómo coordina ambas, ya que debido a la naturaleza shek son incompatibles. Victoria, por su parte, ha sabido asimilar muy bien la esencia del unicornio y cada vez está más familiarizada con sus sentimientos, capacidades y con lo que puede o no hacer. En este aspecto, Jack es el más atrasado de los tres, ya que, aunque es capaz de sentir el dragón en su interior, no puede llamarlo a voluntad ni transformarse en Yandrak. Por este motivo decide marcharse a Awinor, convencido de que allí será capaz de reencontrarse con su parte dragoniana y entender sus misterios, siendo así capaz de convertirse en dragón a voluntad.

En esta tercera parte no solo se gesta, como ya he dicho, el autodescubrimiento de los tres protagonistas, sino que también se va construyendo poco a poco la revolución. Alsan decide partir a su antiguo reino, Vanissar, para ver cómo están las cosas allí y si puede reunir gente para su causa e inicar una revolución. Shail, mientras intenta recuperarse de su nueva y desesperante situación, marcha hacia el Oráculo, dispuesto a reunir toda la información que pueda encontrar acerca de la profecía, ya que parece que hay oculto más de lo que los líderes quieren admitir.

Como los cinco protagonistas se separan, Laura Gallego adopta aquí diferentes puntos de vista para mostrarnos los avances que están haciendo cada uno de ellos. Bajo mi punto de vista, las escenas menos relevantes fueron las de Shail, porque apenas consigue nada en sus pesquisas, y las más interesantes fueron las de Alsan por un descubrimiento muy guay que hace y que no os quiero desvelar. Así pues, en esta tercera parte vamos descubriendo muchas más cosas sobre Idhún, su cultura, sus razas, el asedio que está sufriendo, su geografía, la magia y qué formas toma y su religión por lo que, en este sentido, es el libro que me ha parecido más interesante de los tres.

¿Recordáis que en la reseña anterior os dije que me había reconciliado con Jack? Pues bueno, aquí lo he vuelto a detestar. Tiene momentos realmente insoportables debido a ataques de celos con respecto a Kirtash y la mayor parte de ellos injustificados. Estos arrebatos se deben a su propia impotencia por no ser capaz de invocar a Yandrak y sentir que se está quedando atrás respecto a sus compañeros, pero por más que yo lo comprendía, me resultó insoportable la mayor parte del libro. En cambio, Kirtash me ha vuelto a enamorar porque me parece un personaje muy complejo, con unos conflictos muy interesantes y, sin duda, el que tiene un peor futuro, o al menos más negro, de los tres. Me gusta la forma tan práctica que tiene de ver las cosas y cómo va evolucionando tanto su personalidad como su forma de ser y de pensar. Respecto a Vitoria, en este libro ni fú ni fá. No tiene mucho protagonismo más allá de ser el detonante de las tramas de Jack y Kirtash, especialmente del primero. No he sentido un desarrollo significativo en este personaje si lo comparamos con libros anteriores.

Lo que más me ha gustado de esta tercera parte es que por fin nos metemos de lleno en el mundo de Idhún, aunque esto no significa que siga siendo un libro introductorio. al contrario, aquí por fin comenzamos a vislumbrar elementos importantes en la trama y la historia comienza a redirigirse hacia el objetivo final, que es derrotar a Ashran. En este libro se combina la estrategia del camino a seguir y de cómo iniciar esta rebelión, la preparación por parte de los protagonistas para este evento y la acción. Porque si hay algo que caracteriza a todos los libros de esta saga es que en todos ellos hay acción y peleas, ya sea en mayor o menor medida, pero la hay, algo que me parece muy importante para que la trama no se haga aburrida en ningún momento. El final te deja con ganas de más y con la promesa de que los libros restantes serán frenéticos.
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