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Crítica de lavidademisilencio


lavidademisilencio
28 September 2019
Lena, estudiante de Bellas Artes, conoce a Kenny a través de la red social Samydeanart, plataforma de artistas donde éstos comparten todo tipo de obras: dibujos, relatos, fotografías... Tras 3 años siguiéndolo y después de que él la siguiera de vuelta, se decide a enviarle un mensaje. A partir de entonces comienzan a hablar y forjan una amistad en la red que les llevará a conocerse en persona cuando Kenny vuelve a Barcelona. Debido a una enfermedad muscular crónica, él tiene que permanecer hospitalizado durante largos períodos de tiempo y es justo en el hospital donde se encuentran por primera vez.

Kenny ha probado toda clase de tratamientos para superar su enfermedad que le mantiene en silla de ruedas y con fuertes dolores en las piernas. Sin embargo, hasta entonces no ha habido suerte con ninguno de ellos. Sorpresa la suya —y la de todas las personas de su alrededor— cuando el último tratamiento empieza a dar sus frutos y comienza a experimentar cierta mejoría. Animado por sus avances decide que no quiere seguir viviendo en un hospital, pues necesita librarse de las asfixiantes paredes blancas a las que tan acostumbrado está y comenzar a vivir por su cuenta. En esos momentos Lena está viviendo sola en un piso de Barcelona así que llegan a la conclusión de que compartir alquiler puede beneficiarlos a ambos. ¿Podrán vivir bajo el mismo techo y mantener su amistad o, por el contrario, la cercanía los hará desarrollar una relación mucho más profunda?

Como ya ocurría en la anterior obra, 3 noches en Oslo está narrada a dos voces: la de Lena y la de Kenny. Si ya con Erik y Kat fue un acierto relatar la historia de este modo, con los nuevos protagonistas cobra incluso más importancia saber el puntos de vista de ambos. ¿Por qué? Porque hay decisiones que el lector no podría entender si no se nos presentaran de la mano de quienes las toman. de este modo, incluso sin estar de acuerdo con ellas, nosotros podemos empatizar con los personajes y entenderles mejor, pues somos capaces de ver la razón por la que lo han hecho. Creo que de no ser por la narración a dos voces algunas partes de la novela se nos harían incomprensibles y los protagonistas quedarían desdibujados, de ahí mi énfasis en recalcar el peso de esta forma de narrativa en la historia. Además, no debemos de perder de vista que uno de los protagonistas tiene una enfermedad crónica y me ha resultado realmente brillante la forma en la que Paula ha conseguido hacer llegar al lector a través de Kenny cómo es vivir con ello. Siempre es difícil ponernos en la posición de los demás pero lo es incluso más cuando la otra persona está sufriendo de este modo, así que, aunque angustioso en muchas ocasiones, veo un punto muy positivo de la novela el poder ponernos en los zapatos de Kenny en su día a día.

En cuanto a la historia de amor es algo que nunca me cansaré de resaltar de la pluma de Paula Gallego y es que todas sus parejas están libres de toxicidad. Siempre es de agradecer que en la literatura juvenil se muestre el amor tal y como debería esperarse que fuera, dejando de lado clichés que no hacen más que reproducir patrones machistas que favorecen las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. Lo siento, otra vez mi psicóloga interna hablando.

A lo que iba: a pesar de que nuestros dos protagonistas no podían ser más distintos (Kenny es ordenado y milimetrado mientras que Lena es el caos personificado) sus diferencias no restan, suman. Ella encuentra en él la paz que necesita, él descubre un nuevo mundo en su desorden. Su casa se terminará convirtiendo en el refugio de ambos y será entre esas cuatro paredes que comience a forjarse una preciosa relación basada en un contínuo y afloja y protagonizado por la picardía y tenacidad de Kenny. Si algo me gusta de los romances es que no se produzcan de forma instantánea sino que se vayan afianzando poco a poco y esto es precisamente lo que ocurre con ellos.

Otro de los ejes de la historia es el arte. A través de él consiguen expresar sus emociones y conectar a un nivel precioso, pues es la pasión que los une. Me ha fascinado como muchas de las escenas se basan en compartir momentos artísticos y de esta forma se nutren y aprenden el uno del otro.

En cuanto a personajes secundarios más relevantes nos encontramos con Nuria, la mejor amiga de Lena, que la ayudará a integrarse en Barcelona, una ciudad extraña para Lena pues se ha mudado allí para estudiar Bellas Artes y con el objetivo de conseguir una beca. Además será un apoyo fundamental para ella durante la historia. También tenemos, esta vez en un segundo plano, a Erik, el hermano de Kenny, al que ya conocimos en 13 horas en Viena. Como ya se vio en la primera novela, la relación entre hermanos es difícil, pues sus caracteres chocan mucho. Aun así, el amor que sienten el uno por el otro es extraordinario y es de este de donde surge el mayor conflicto entre ambos: Erik siempre quiere estar encima de Kenny y cerciorarse de su bienestar, mientras que este lo único que quiere es que su hermano haga su vida y no se preocupe tanto por él. Kenny, después de tantos años ya había aceptado que la muerte es algo más que palpable para él y lo único que le preocupa es que, cuando se vaya, las personas a las que quiere no hayan vivido todo lo que tenían que vivir por su culpa. Esta situación me recuerda a Bajo la misma estrella cuando Hazel se alegra enormemente al enterarse de que su madre está tomando algunos cursos y pretende estudiar. Saber que su vida no gira entorno a ella y a su enfermedad la hace feliz. Eso es precisamente lo que siente Kenny a lo largo de toda la historia, ese peso de saber que quienes te rodean te ponen a ti como prioridad siempre. Es un personaje muy bien perfilado y que, con sus más y sus menos, consigue reflejar de forma muy realista lo que supone para uno mismo y para los demás vivir con una enfermedad crónica.






En lo referente a la trama, nos vamos a encontrar tanto con momentos muy tiernos que nos harán sonreír como tontos ante las páginas; pero que no os engañe la burbuja de felicidad en la que viven durante un buen período de tiempo, porque también nos vamos a encontrar con momentos extremadamente duros que harán que se te salten las lágrimas y se te encoja el corazón. Esa evolución de la trama la veo muy pertinente, pues no permite que la novela se quede en una simple historia de amor pero tampoco deja que el drama se haga el protagonista del todo. Esta todo en su justa medida; ríes con los personajes, te enamoras de ellos y sobre todo, sufres. Si una novela consigue hacerme llorar, ya me tiene conquistada. Atravesar las páginas y llegar al corazón de esa manera tan pura es algo que no está al alcance de todos los libros, pero 3 noches en Oslo lo consigue.

Por último, el final me ha gustado muchísimo y ha sido muy coherente con la evolución tanto de los personajes como de la trama, aunque sí que es verdad que hubiese preferido que fuera menos precipitado y se dedicaran más páginas al desenlace. Sin embargo, pocos días después de terminar el libro recordé que cuando sacó el libro la autora anunció un regalo especial para sus lectores: un pequeño poemario que podríamos descargar de forma gratuita y que funcionaría como un segundo epílogo de la novela. Os dejo el enlace de Pertenecemos a las estrellas para que también podáis disfrutarlo como lo hice yo. La verdad es que es un detalle muy bonito y nos permite quedarnos durante un ratito más al lado de unos personajes tan entrañables.
Enlace: http://lavidademisilencio.bl..
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