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El año pasado descubrí a Sara Gallardo con esa gran novela que es "Enero". Pero "Eisejuaz" está en otro plano. Gallardo logra un nivel de maestría en su escritura, de experimentación en la forma, y de sensibilidad, que creo que hacen de esta novela una de las grandes obras de la literatura argentina del siglo XX. La trama gira en torno a Eisejuaz, Lisandro Vega, un indio mataco que, tras vivir en una misión noruega donde se destacó por su capacidad de trabajo y liderazgo, recibe una revelación mientras lava copas en el hotel donde hace changas, y asume lo que él interpreta como una misión divina. Parte de esa misión es rescatar y velar por el Paqui, un hombre blanco traicionero, malicioso y manipulador, y más tarde por una adolescente que cree deberle la vida. de trasfondo, Gallardo va pintando con una pluma sublime y desgarradora la realidad de los pueblos originarios en la Salta de los quebrachales y los terratenientes: la proletarización de las comunidades, el hambre, el desmonte, el arrasamiento de los recursos naturales, la utilización de la religión para mantener a los indios sumisos, las peleas a muerte dentro de las mismas comunidades por los recursos vitales, y hasta la prostitución de las jóvenes para mantener a sus familias. La misión solitaria que emprende Eisejuaz lo aleja del lugar de jefe que él se sentía destinado a ocupar, y amenaza con convertirlo en un paria, un marginal sin lugar en la comunidad. Quizás LA frase de la novela sea “un animal demasiado solitario se come a sí mismo”. Como Cristo, Eisejuaz deberá vagar por el desierto y enfrentar al demonio y sus tentaciones para luego poder cumplir su misión y redimirse sacrificándose por los demás. Esta novela ha sido comparada con “Zama” y con “Pedro Páramo”, y creo que es una comparación justa. Gallardo crea un tiempo cíclico y mítico donde los muertos coexisten con los vivos, como Rulfo, y también hace de la espera de una revelación de sentido el motor de la narración, como di Benedetto. Las primeras páginas pueden resultar un poco desconcertantes: ¡sigan leyendo! Les puedo asegurar que pocos textos me han movilizado tanto como el final de esta novela. Vale muchísimo la pena acompañar a Eisejuaz en su viaje a la redención. |
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