InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de AnnieMoneth


AnnieMoneth
18 July 2019
Comencé a leer 423 Colores porque era la nueva propuesta de lectura conjunta, para el mes de julio, del grupo de Facebook, La fábrica de lectura. Se había programado la actividad para una semana y a mí me sobraron 6 días. En mi descargo solo decir que me fue imposible aparcarla sin saber qué pasaría en el siguiente capítulo. Me olvidé de todo lo que no fueran las palabras que, página tras página, se sucedían hasta configurar un relato desgarrador sobre una familia de sirios que decide huir de la guerra y embarcarse hacia Europa.

423 Colores es una novela que recuerda a La vida es bella, la película escrita, dirigida y protagonizada por Roberto Benigni, basada en la vida de Rubino Romeo Salmoni, superviviente del campo de concentración de Auschwitz. A diferencia de esta, en 423 Colores no hay un personaje que ponga una nota cómica para aliviar la tensión, pero sí encontramos una niña pequeña que hará sonreír al lector por su inocencia y modo de contemplar la vida, y ese contraste entre la realidad que vive un adulto y la ficción creada para un infante.

423 Colores está ambientada en la ciudad siria de Alepo. Los sucesos que se mencionan ayudan a situar la historia entre los años 2011 y 2013, aproximadamente. Marzo de 2011 es la fecha histórica que marca el inicio del fin de la vida que conocían millones de civiles sirios. Fue en esta misma fecha cuando al calor de la llamada ‘Primavera Árabe’, y siguiendo el ejemplo de Túnez y Egipto, se produjeron las primeras manifestaciones de ciudadanos sirios reclamando democracia y cambios políticos, económicos y sociales. Bashar al-Ásad, que había visto como caían los gobiernos en otros países árabes, envió al Ejército a disolver a los manifestantes con armas de fuego. Así comenzó un conflicto multidimensional que dura ya ocho años. La novela, publicada en 2018, no refleja todo lo acontecido hasta hoy, ni tampoco todas las aristas del problema, solo narra la vida de unos personajes antes y después de las protestas que desembocaron en una guerra. A este respecto, me parece magnífico el trabajo de investigación llevado a cabo por Juan Gallardo y Rafael Avendaño para ambientar la historia.

Ghada es una niña siria de ocho años, ciega de nacimiento, que perdió a su madre muy pronto. Vive en Alepo, con su cariñoso padre, Khaled, sus ojos en el mundo de oscuridad que la rodea y el complemento perfecto a los olores, sabores, sonidos y sensaciones que percibe. Antes de la guerra, Ghada iba al colegio, visitaba la tienda de perfumes que tenía el abuelo de su amigo Adnan y jugaba con su perrito Dobbie. Quería ser escritora y perfumista, y viajar por todo el mundo en compañía de Adnan.

Khaled adora a su hija, es su vida, y para protegerla del horror de los bombardeos en Alepo recrea una ficción para ella. Jamás puede salir sola de casa, no vaya a ser que se pierda y termine en las denominadas calles prohibidas, donde habitan brujas y hechiceros. Hay que tener cuidado con los dragones que escupen fuego, su aliento es fétido y destruyen todo a su paso; los hombres que los guían pueden hacer prisioneros y encerrarlos en mazmorras, hasta que sean liberados. Y más tarde, Khaled le cuenta que tienen que partir a una misión increíble cuyo objetivo es encontrar una flor mágica que ayudará a desterrar a los dragones, y que para ello tendrán que viajar por el mar rumbo a Lesbos, en la costa griega.

De forma alternativa, Ghada y Khaled nos relatan la vida que llevaban antes de que comenzase el conflicto, los hechos que los llevó a abandonar su casa y partir de viaje y, seguidamente, la travesía por mar. Sin embargo, la primera lo hace a través de su universo sensorial, haciéndonos partícipes de una realidad teñida de fantasía, donde los dragones existen, los colores son brillantes, y los olores y sonidos están acentuados. Y el segundo, a través de unas cartas dirigidas a la propia Ghada, donde se recoge la cruda verdad de su historia y de lo que pasó en Siria. El contraste entre las dos versiones es enorme; estas encajan a la perfección y su alternancia, además de dar agilidad a la lectura, proporciona un respiro al lector.

«Miraba hacia el futuro, tu futuro, Ghada, con la esperanza de una vida más plena y justa, para nosotros y para todos los sirios, pero la revolución no trajo nada de plenitud ni de justicia, solo trajo dragones, fuego y horror».

Además de Ghada y Khaled, los protagonistas de este libro, conoceremos a otros personajes secundarios como Adnan, el amigo de Ghada, y su abuelo. Adnan es un chico que acepta sin reservas a Ghada, y esta se siente a gusto con él porque no la tacha de rara ni se burla de ella. Además de su padre, Adnan será un soporte para ella. Aparecen otros personajes, de menor relevancia, que enriquecen la narración y la dotan de credibilidad, en los que no voy a entrar.

No es lo mismo leer una noticia, presentada de un modo impersonal, que “vivirla” a través de los personajes de un libro. Y con su singular forma de narrar (con una pluma de exquisita hermosura y sensibilidad, unas veces, cruda y sin artificio, en otras), Juan Gallardo y Rafael Avendaño consiguen embelesar al lector (al menos ese fue mi caso) ante la belleza y simplicidad del mundo de Ghada, y que este empatice con el miedo, la rabia, la desazón, el sufrimiento, las esperanzas y los sueños de Khaled.

Un último comentario. Pienso que, con 423 Colores, los autores pretendían sensibilizar sobre uno de los mayores problemas sociales del mundo actual: la situación paupérrima en que se encuentran millones de refugiados que han huido de una muerte segura debido a conflictos en su país. Según la ONU, 5,6 millones de sirios tienen la condición de refugiados tras ocho años de combates en Siria. La gran mayoría de los refugiados sirios registrados se encuentran en Turquía, y otros han logrado llegar hasta la Unión Europea, en ocasiones tras peligrosas travesías por el mar Mediterráneo. Y a este respecto, me gustaría hacer al menos una reflexión. Nadie se lanzaría a hacer un viaje en condiciones extremas, con una maleta llena de esperanzas y sueños, si la probabilidad de sobrevivir no fuera mayor que la de quedarse en su país. Los refugiados son, ante todo, personas que necesitan la ayuda de la comunidad internacional, pero también solidaridad, empatía y comprensión por parte de todos. Mirar para otro lado significaría ser «ciegos del alma».

«Una vez me preguntaste qué significa ser ciego del alma, y yo te respondí que no ser capaz de apreciar la belleza del mundo. Pero ahora puedo decirte que ser ciego del alma también significa ser insensible a las injusticias que se producen en él».

423 Colores es una novela que os animo a leer. En mi caso, estoy segura que será uno de los mejores libros que lea este año.
Enlace: https://despertaresdestonewa..
Comentar  Me gusta         00



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro