Entretenida, sin más. Un argumento simplón: una mansión en medio de la nada, expropiación de tierras, o un asesinato por resolver, son las tramas principales. Casi puede extraerse algún aprendizaje más rollo psicológico que otra cosa. . La novela, como decía, trata del apego a las tierras, a los orígenes, a la herencia familiar, mezclado con la investigación de un asesinato que ocurre en la casa que nos ocupa. Lo interesante es el personaje de la protagonista a nivel psicológico. Una mujer entre los 45-50 años, excesivamente apegada a la herencia de su familia sin, creo, desearlo. El apego a ¿qué? es tal, que le impide avanzar en la vida a pesar del dolor que la provoca, especialmente cuando ve cómo su entorno (hermano, amigas) sí han avanzado, a algo mejor o a algo peor, pero avanzan, y ella, por ¿cobardía?, por ¿miedo?, o por alguna otra razón que no se llega a entender, está estancada en el pasado, un pasado que ni siquiera ella quiere. Al final, la escritora la hace avanzar, al menos… . El único aprendizaje que se puede extraer es: “Es necesario avanzar en la vida. Dejar atrás lo que no se quiere y buscar lo que sí se quiere”. Tiene ciertas reminiscencias a “Rebeca”, de Daphne du Maurier, pero lejos del carácter psicológico y la trama de asesinato del original. |