Relato de un náufrago

En esta novela corta, García Márquez nos modela mediante entrevistas y charlas a Luis Alejandro Velasco, la narración de un náufrago (del propio Luis Alejandro Velasco) y de las hazañas que tuvo que realizar; tales como aguantar diez días a la deriva del mar en una balsa, sin comer ni beber; como lidiar con tiburones ávidos de sangre, y como persistir... como persistir a pesar de querer derrumbarse, a pesar de quedarse sin fuerzas, únicamente aguantando a pesar del calor, del dolor, del hambre, de la sed... por ése único afán tan humano y primitivo, como es la voluntad de sobrevivir.

Lo que a priori iba a ser un reportaje sobre el naufragio de Luis Alejandro Velasco, retocado por el joven periodista Gabriel García Márquez, allá por el 1970, se ha convertido a día de hoy en una obra sumamente conocida, reconocida como una novela corta.

A pesar de que su narración sea un mero vestigio del auge de García Márquez, en novelas como “Cien años de soledad”, no yace latente su manera precisa y concisa de relatar los hechos. En éste caso no adorna el naufragio ni nos deleita con una prosa poética y bohemia, sino que es breve y exacto, relatándonos la sucesión de diez días a la deriva en el mar, narrando los acontecimientos y describiendo los sentimientos de Luis Alejandro Velasco con gran definición.

Es una narración en la que priman el desasosiego, el dolor y la tristeza, únicamente de vez en cuando apartados por esas volátiles luces al final del túnel, como son la esperanza y la fuerza de voluntad. A pesar de que no sea un relato didáctico, sino un reportaje, se puede interpretar que García Márquez lo publica también para inculcar ése pudor, ésa perseverancia a pesar de pasar por momentos duros, de Luis Alejandro Velasco; demostrándonos que todo esfuerzo tiene su respectiva recompensa.