Huésped de una noche

Me cuesta horrores resistirme a los títulos que últimamente está publicando esta editorial. Hoy comparto mis impresiones sobre Huésped de una noche, una novela de suspense que me ha mantenido expectante desde el capítulo primero, ansiosa por descubrir los derroteros por los que discurrirán los acontecimientos.
Wylie Lark ha alquilado una casa de campo aislada para terminar su cuarto libro sobre crímenes reales. El ambiente es perfecto para que pueda concentrarse sin ningún tipo de distracción y ha estado evitando toda interacción con los lugareños entrometidos. Podría ser el retiro perfecto si no fuera porque la casa en la que se aloja fue el escenario del crimen más sangriento de la historia del condado, ocurrido hace dos décadas y nunca resuelto. Durante una fuerte tormenta, que corta la conexión telefónica y las carreteras, se encuentra a un niño desnutrido e hipotérmico, tirado en la nieve. ¿Qué podría estar haciendo el pequeño solo y en medio de la tormenta? ¿Dónde están sus padres? Los secretos comienzan a desvelarse a partir de este momento…
Esta es, a grandes rasgos, la interesante premisa de una novela que está ambientada en una zona rural de Iowa y articula su argumento en tres subtramas que se irán entrelazando, como las hebras de una tupida cuerda, para converger en un final sorprendente, aunque deja unas cuantas preguntas sin respuesta. Estos saltos en el tiempo, adelante y atrás, son un recurso que se utiliza para acrecentar el suspense y mantener al lector expectante, intentando averiguar cómo se resuelve todo. Dos de los hilos temporales tienen fecha, sin embargo el tercero, del que no voy a desvelar nada y está escrito con letra en cursiva, desconocemos cuándo ocurre. La inclusión de esta parte hizo que la historia fuera bastante predecible, al menos para mí. La primera conjetura que me planteé sobre la conexión de este hilo con los otros dos no fue desacertada, aunque esto no le resta interés al conjunto de la historia.
De la mano de un narrador omnisciente y escrita con una prosa despojada de toda retórica, nos adentraremos en una novela de suspense de ritmo desigual, que comienza siendo sosegado pero lo suficientemente fluido para acaparar la atención del lector y mantenerlo enganchado, para luego ir in crescendo conforme nos acercamos al desenlace. La autora ha logrado crear un ambiente opresivo alternando los entornos en los que se suceden los hechos. La trama del pasado transcurre en pleno agosto del año 2000. Sentiremos en propia piel el calor abrasador y húmedo del verano mientras se lleva a cabo la investigación de un terrible crimen que ha dejado consternada a toda una comunidad. En contraste tenemos el gélido invierno de la historia del presente, que nos dejará aislados en medio de una brutal tormenta de nieve. Por otro lado, le ha dado prioridad a la acción dejando en segundo plano al nutrido friso de personajes, cuyos contornos tienden a estar desdibujados.
Sintetizando: Huésped de una noche es una novela de suspense ambientada en una zona rural de Iowa, en la que se van a ir entretejiendo tres líneas argumentales que acabarán fusionadas en un desenlace inesperado y sorprendente. Su ritmo no es frenético, pero la tensión y el suspense se mantienen en todo momento. Este ha sido mi primer contacto con la autora, pero no dudaré en leer sus libros que se publiquen de aquí en adelante.

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