Huésped de una noche

Wylie Lark es una escritora de crímenes reales. Tras una discusión con su marido y su hijo adolescente, ha abandonado su casa y alquilado una casa aislada en el condado de Iowa. Allí quiere terminar de escribir su último libro. Como los anteriores, en él investiga qué pasó realmente en un crimen ocurrido hace mucho años: un matrimonio fue asesinado a tiros en su propia casa. El hijo mayor y la amiga adolescente de la hija pequeña, que ese día dormía en la casa, desaparecieron. Se conoce el nombre del asesino pero nunca fue arrestado. Es pleno invierno y el frío y las nevadas son constantes. Tanto que en la última su casa queda aislada. Justo al lado un coche tiene un accidente y Wylie se encuentra un niño pequeño en su jardín, sobre la nieve, casi congelado. Se lo lleva a casa e intenta encontrar a los que le acompañaban.

Por otro lado, en una segunda trama paralela, nos retrotraemos a agosto de 2000. En aquel momento en un pueblo de Iowa ocurrieron unos terribles crímenes. Los conoceremos de mano de Josie, la única superviviente.

Finalmente, tenemos una tercera trama, más secundaria y escrita en cursiva en la que conoceremos a una madre y a su hija pequeña.

Son tres las tramas de esta novela y las tres discurren paralelamente aunque teniendo las dos primeras más importancia (más páginas al menos) que la tercera. He de reconocer que me costó hacerme con las tramas. No porque sea confusa la forma de exponerlas, probablemente fuese culpa mía pero he de reconocer que anduve despistada durante bastantes páginas. A pesar de que las tramas están bien definidas: una en cursiva y las otras dos precedidas en cada capítulo por el momento en el que transcurren (y así podemos ver que lo hacen en dos líneas temporales) ya digo que me costó hacerme con ellas. Y eso que estoy acostumbrada a novelas negras que mezclan presente y pasado y no me suele molestar sino más bien al contrario. Hasta que por fin mi cabeza hizo click, ajusté todo, me hice con la historia y entonces ya fue un no poder parar de leer.

La ambientación es fantástica. Tanto la trama del presente, en esa casa aislada por la tormenta de nieve (que me ha dado una sensación de claustrofobia tremenda) como la trama del pasado en esa casa de campo rodeada de un maizal y de un sol de justicia.

La historia que narra “Huésped de una noche” es dura, muy dura en ocasiones. Las tramas están bien desarrolladas y no es hasta bastante avanzada la novela que empezamos a intuir cómo van a acabar confluyendo. A este respecto, diré que algunas cosas las pude intuir y mis sospechas quedaron finalmente confirmadas pero otras no me las esperaba e incluso una de ellas fue una gran sorpresa.

La novela se estructura en cincuenta capítulos cortos más un capítulo final titulado “Quince meses después” que funciona a modo de epílogo. Es un narrador omnisciente quien nos cuenta los entresijos de la historia; siempre, en las tres tramas. La autora mezcla adecuadamente la narración con el diálogo y la lectura resulta sencilla y amena. El ritmo va in crescendo. A mí ya digo que me costó un poco cogerle el truco, por la alternancia de tramas y porque al principio la historia se desarrolla de forma más lenta. Pero, llegado un momento, el ritmo se acelera para al final volverse frenético, con mucha acción y alguna que otra sorpresa.

Conclusión final

“Huésped de una noche” es un thriller inquietante y sorprendente que he leído con mucho gusto y me ha dejado muy buen sabor de boca.

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