Katy recibe una llamada que cambiará el rumbo de su vida: el trabajo de sus sueños se presenta ante ella y no duda en aceptarlo. Su precaria situación económica se ha vuelto insostenible y necesita ese trabajo. Pero Katy, a pesar del golpe de suerte que ha tenido, entenderá, a las malas, que ha sido partícipe de una triquiñuela y tendrá que enfrentarse al secuestro de su hija Zoe, una niña muy especial. Katy sacrificará todo por ayudar a su hija y se verá envuelta en una telaraña de errores del pasado, donde nada es lo que parece. A lo largo de la novela, vemos cómo la trama se va gestando con sucesos del pasado que la autora nos va regalando y con la situación tan horrible en la que vemos inmersa a Katy. ¿Qué está pasando con su hija? ¿Qué quieren de ella? La autora nos va dando piezas de un puzzle que puede parecer inconexo en un primer momento, pero que va cogiendo forma a medida que avanza la narración. Además, consigue jugar con nuestra mente y hacer que nos planteemos qué está pasando realmente, quiénes son los culpables y cómo han llegado hasta ahí. Ha sido una auténtica montaña rusa de sensaciones y la autora me ha dejado boquiabierta con su capacidad de hacerme dudar en todo momento. Es un thriller psicológico muy intenso, adictivo y lleno de situaciones que despistan, con unos personajes peculiares. Me ha encantado sentirme tan perdida en muchos momentos, sin saber por dónde iba a seguir la línea argumental. Sin duda, lo recomiendo totalmente, pues trata varios temas muy interesantes y explora los límites de la mente. |